martes, 11 de febrero de 2014
Un Luis Aragonés para la política
Recientemente se ha conocido la intención de Coca-Cola de cerrar la planta de embotellamiento de Fuenlabrada, planteando un ERE que supondría el despido de 1250 personas, de las cuales 700 serían recolocadas en otras empresas y las 500 restantes irían al paro.
La empresa argumenta que al cambiar el sistema de producción, pasando de uno radial a otro circular, obtendría un ahorro de 53 millones de euros, además de evitar una serie de inversiones. También dice que el cierre de Madrid supondría dar más actividad a las embotelladoras de Sevilla, Valencia, Bilbao y Barcelona.
Los trabajadores, por su parte, argumentan que no comprenden cómo cierran una fábrica que da beneficios. Tomás Gómez (Secretario General del PSM) dice que “es un despropósito cerrar una fábrica que da beneficios y en la que se ha hecho una importante inversión para modernizarla”.
Si esa empresa cierra una planta que da beneficios, es porque, con la reestructuración que plantea, piensa ganar mucho más. Así de simple.
Me viene a la memoria el caso de una multinacional láctea que cerró su planta de Ulzama hace unos 20 años.
También daba beneficios, era la que tenía la mayor productividad, se habían hecho inversiones importantes en sus instalaciones…
La empresa argumentaba que cambiaba su estrategia de producción y que iba a potenciar las fábricas de Sevilla, Madrid, Valencia, Asturias y Barcelona……
Del total de despedidos una parte también los recolocaban y al resto se les indemnizaban.
Los dos casos son prácticamente iguales, y la solución será la misma: Poner encima de la mesa el dinero suficiente para conseguir su objetivo.
Estas decisiones empresariales no son criticables, pues el objetivo de toda empresa es tratar de tener los mejores resultados posibles. Incluso pueden argumentar que el eliminar una serie de puestos de trabajo en una planta es una garantía para mantener, incluso crear, puestos en las otras.
A nadie nos gustaría que el Gobierno nos dijese: “vende esas acciones pues ya has ganado bastante”, “ese piso lo puedes vender por una cantidad menor pues ya le vas a sacar bastante beneficio”, “no pidas tanto por tu ficha de futbolista pues ganar tanto ya es inmoral”…
Si una fábrica no tuviese ningún trabajador (todo estuviese robotizado desde la entrada a la salida) la decisión de cierre de la misma no nos plantearía ningún problema. Se baja la persiana y se acabó. El propietario de esa empresa estaría en las mismas condiciones que cualquier persona que invierte en Bolsa o inmuebles. Las pérdidas o ganancias le afectan sólo a él y no repercuten en nadie más, pues no tienen empleados.
En el caso del cierre de una empresa, sí que se verían afectados el Ayuntamiento y el Gobierno Autonómico que no cobrarían impuestos, las compañías de electricidad y agua que tampoco facturarían, alguna empresa de mantenimiento, y poco más, puesto que los proveedores se suponen seguirían suministrando a las otras plantas.
Así que por ese cierre, prácticamente nadie iría al paro.
Pero claro, hoy por hoy, en todas las fábricas hay personas, que, aunque se pretendan que sean las mínimas, son necesarias.
¿Y qué pasa cuando esas personas llevan trabajando hasta 25 años como en los dos casos precedentes?. Ellas, que han contribuido a que dichas empresas hayan crecido y ganado dinero, cobrando su salario, por supuesto, se ven recompensadas con el despido.
Pero si a esa empresa se le limita la toma de decisiones empresariales porque como consecuencia de ellas va a enviar gente al paro, lo que se conseguirá es que los que tienen dinero lo inviertan en otros negocios (productos financieros o inmuebles) que no les obliguen a contratar personal, por lo que nadie va a crear empleo.
Cuando se crea una empresa, los promotores ponen el dinero y deciden todo sobre ella. Qué productos fabrica, dónde vende, cómo se financia, que trabajadores contrata y cuánto les paga, etc.
Si la empresa va creciendo contrata a más trabajadores y sigue decidiendo el patrón pues para eso es el propietario.
Lo que sucede es que cuando una empresa crece y contrata a más y más trabajadores, está adquiriendo una responsabilidad social cada vez mayor, y una decisión empresarial tomada con criterios económicos (el dinero es suyo) va a repercutir en el personal (y este no le pertenece), por lo que, hace muchos años, pensaba que sería bueno que los trabajadores tuviesen algún tipo de participación en los órganos de gestión de las mismas para hacer de contrapeso frente a las decisiones puramente capitalistas.
Sin embargo ahora, tal como está planteada la economía mundial, creo que tampoco este sistema sería la solución. Tenemos un claro ejemplo en el Grupo Mondragón, con un sistema cooperativista en el cual los socios están presentes en los órganos de dirección pues son trabajadores-socios, y que está pasando por momentos duros, teniendo que despedir a parte del personal.
Empresas capitalistas o de economía social han de guiarse por criterios de gestión. Ahora bien, mientras que las primeras, si desean cerrar una empresa, solucionan el problema social poniendo sobre la mesa el dinero que sea preciso, las de economía social tienen el reto de promover nuevas empresas que traten de crear los puestos de trabajo que las otras destruyen.
Así que, desde mi punto de vista, y ya que grandes revoluciones no parece vayan a estallar, la única solución es la de crear y crear empresas, de uno, dos, cinco trabajadores. Los que sean. De esas empresas fracasarán el 80%, y estos que lo vuelvan a intentar. Tenemos que tener una mentalidad innovadora, no en teoría, sino en la práctica. En nuestro país hacemos las cosas al revés, montamos unos parques empresariales tipo americano con mesas de ping pong incluidas y luego los tenemos que llenar de innovadores. En USA es al revés, la gente innova desde cualquier chiringuito (no quiero hablar del famoso garaje) y luego montan sus empresas constituyendo entre muchas de ellas esos parques empresariales que queremos imitar. No somos más tontos que las personas de otros países. Nuestro problema es que estamos y hemos estado casi siempre mal dirigidos. Por eso cuando los españoles van a otros países no nos los devuelven por incompetentes. Precisamos un Luis Aragonés en la política que nos haga comprender que, al igual que él contribuyó a quitarnos los complejos y hacernos sentir que podíamos ser la mejor selección del mundo, pensemos que en cualquier otro campo podemos estar al primer nivel. Hasta que no nos quitemos los complejos y pensemos que todo lo de fuera es mejor, y, por tanto apoyemos lo de fuera frente a lo de casa, no saldremos del agujero.
domingo, 17 de noviembre de 2013
Un aeródromo en Sesma: Qué peligro...
El pasado 15 de noviembre publicaba este Diario un artículo con el título “El club de vuelo de Sesma tramita la apertura de un aeródromo público”
Voy a intentar reflejar las inquietudes que me surgen de la mera lectura del artículo.
En 2005 se constituye el club Los Pelícanos que actualmente tiene 25 socios y una escuela de pilotos de ultraligeros. En 2010 y tras cuatro años de gestiones administrativas (lo cual no me sorprende en absoluto) se inaugura el campo de vuelo con una pista de 430 m., cinco hangares y un pequeño edificio para oficina y escuela.
Hasta aquí todo me parece fenomenal. Varias personas con unas inquietudes montan un club que es totalmente financiado por los socios. Como debe ser.
Me comienzo a inquietar cuando leo “…proyectan convertirlo en un aeródromo público, lo que permitirá el aterrizaje de muchas más aeronaves… una posibilidad que hasta ahora no existe”
Y cuando sigue… “La propuesta del club de vuelo ha sido recogida por el Ayuntamiento de Sesma que la apoya en las gestiones de tramitación de esta iniciativa” y que “La idea ha sido bien recibida en el Ejecutivo, tanto, que la Agencia Navarra de Emergencias (ANE), ha mostrado su disposición a participar en una ampliación….” puesto que “… el movimiento de helicópteros de extinción de incendios está limitado por las disponibilidades aeroportuarias de Pamplona y Logroño”
El promotor dice que “demanda existe”, que “hay muchas restricciones para las aeronaves privadas que necesitan llegar a esa zona”, y que “…en el aeropuerto de Logroño sólo se puede operar una hora por la mañana y otra por la tarde”, y continúa diciendo que “Sesma se convertiría no sólo en el primer aeródromo navarro, sino en uno de los pocos de la zona norte…”
Más adelante indican que “precisan construir una pista de 900 m. que costaría entre 80.000 y 100.000€. Los participantes en la financiación también están por determinar. La promoción la emprende, en principio el club de vuelo, que espera contar con la ayuda del Ayuntamiento y de la ANE ” (o sea Gobierno de Navarra)
Pero cuando detallan las posibilidades empresariales no me tranquilizo pues “…la empresa de helicópteros Bell se ha interesado por si pudiese instalar un taller de mantenimiento de sus aparatos”. También los chinos se interesaron por montar una fábrica de autobuses eléctricos en Tafalla…
Que “Las facilidades de transporte también interesan a algunas empresas cercanas como el Circuito de Navarra (Circuito que está, como saben, a rebosar de actividad), alguno de cuyos usuarios viajan en aeronaves privadas. Sin ir más lejos el piloto Sebastián Loeb tuvo que aterrizar en Pamplona y de haber estado operativo ese aeródromo habría podido aterrizar en Sesma” (sin comentarios…)
Me cuesta creer que para que puedan aterrizar unos pocos helicópteros y avionetas, en lugar de solucionar los problemas para que aterricen en Logroño (Agoncillo), (que está casi sin actividad), o en Noain (que ya sabemos qué grado de actividad tiene) y que se encuentran a 40 y 63 km. respectivamente de Los Arcos (que parece ser el polo de atracción) se pretenda construir un aeródromo.
Pero bueno, ese es un tema que no conozco y que los promotores habrán estudiado con detenimiento. Creo que la iniciativa privada es imprescindible, porque es la que mueve la mayor parte de la economía, por eso me parece muy bien que si los promotores ven negocio en ello pues que monten ese aeródromo, que lo rentabilicen y que ganen mucho dinero, pues eso es bueno al final para todos.
El Ayuntamiento de Sesma y el Gobierno de Navarra que ayuden no poniendo trabas administrativas y ayudando a superar las que otros organismos les impongan, que ya sería bastante.
Se me viene a la memoria la historia de un constructor de Viana que se le ocurrió la idea de montar un circuito de velocidad en Los Arcos, que sería el único de la zona norte, que iba a traer la tira de gente pues iban a organizar carreras a mogollón y que eso iba a representar dinero para Navarra etc. etc. Quizás también recuerden que el proyecto fue creciendo más y más, y que entró el Gobierno de Navarra (como todos sabemos, buen conocedor del sector de circuitos de carreras) en el mismo y luego ese constructor se esfumó y le dejó con el “muerto” al Gobierno (o sea a todos nosotros) y que luego se puso en explotación perdiendo todos los años millones de euros y, precisamente en estos días, trata de quitárselo de encima, pero eso sí, soportando nosotros las amortizaciones y los gastos financieros (pues se entrampó para construirlo). ¿No creen que quizá a la larga pudiera existir cierto paralelismo?
Así pues, lo único que le pediría al Gobierno de Navarra es que, si entrase al trapo, sería conveniente que designasen de entre los funcionarios o políticos a unas personas que se sacasen los títulos de piloto y practicasen en alguna empresa del sector para estar preparados por si un día se tuviesen que hacer cargo del aeródromo. Como esa previsión no la tuvieron con Los Arcos, ahora tienen que buscar una empresa externa que lo gestione en lugar de hacerlo nuestros propios funcionarios o políticos si se hubiesen curtido previamente en las carreras de fórmula 1
lunes, 7 de octubre de 2013
Polémica en Pamplona: peatones y ciclistas
Casi no hay semana en que no venga en cartas al director algún escrito de peatones clamando contra los ciclistas que usan las aceras para desplazarse.
En pocos años, y debido en gran parte al impulso dado por los Ayuntamientos, se ha pasado de un uso testimonial a uno intensivo de la bicicleta en la ciudad. Esa respuesta masiva de los ciudadanos ha cogido por sorpresa a los Ayuntamientos, que ahora no saben cómo digerir ese incremento de circulación, pues las normas y espacios de circulación no se han previsto. Les ha cogido el toro.
Dicen que tenemos (y me lo creo) cientos de kilómetros de carril bici, pero están la mayoría en la periferia, y cuando alguno de ellos llega al centro, ahí viene el desmadre pues sólo es posible circular por las aceras, con el consiguiente enfado del personal.
Hace unos días me tomé la molestia de hacer un inventario de todas las calles del primero y segundo ensanche, que (aparte del casco antiguo) es donde está el mayor problema para la circulación de las bicicletas.
Me salen un total de 30 calles, que si restamos 4 que están peatonalizadas, quedan 26 donde se circula.
Pues bien, de esas 26, en 23 se aparca en batería en alguno de los lados y en 3 se aparca sólo en línea. Además las calles en las que se circula en 2 vías son 10 y en una sola vía 16, lo que nos da el total de las 26 citadas calles.
Bueno pues, con estos datos, que pueden tener algún error, pues hice el inventario en un par de horas, me atrevería a proponer a nuestro Ayuntamiento una solución rápida y económica para evitar que nos enfrentemos peatones y ciclistas que es lo que actualmente se está fomentando al no dar soluciones.
La propuesta sería eliminar los aparcamientos en batería y convertirlos en aparcamientos en línea. Con el espacio que se gana da para poner un carril bici. Esto no es descubrir América, pues el Ayuntamiento hace tiempo que lo hizo en la calle Abejeras y Fuente del Hierro como mínimo. El aparcamiento en batería es más peligroso que en línea, pues al salir no se ve si vienen vehículos, además, muchas veces la longitud del coche o furgoneta es tal que invade e invalida la circulación por una vía. Baste con ir por Amaya o P. Caballero par ver que de las dos vías, una está inutilizada por los que salen demasiado o por los que aparcan “un minuto pues total hay otra vía para circular…”
La estructura de las calles sería, de derecha a izquierda: acera, carril bici, aparcamiento en línea, vías de circulación (1 ó 2), aparcamiento en línea y acera.
El carril bici estaría siempre a la derecha y la separación de este con la zona de aparcamiento en línea se resolvería con unos separadores de plástico atornillados al suelo y con una altura tal que impidiesen que al abrir la puerta derecha de los coches se invadiese el carril bici, evitando los accidentes por ese motivo.
En las cuatro calles peatonales que existen en la actualidad, es cuestión de coger unos cubos de pintura y delimitar claramente el carril bici (darse una vuelta por San Sebastián si ir más lejos).
Al que usa la bicicleta no le hace gracia ir por aceras ni por calles peatonales en las que no se señale el carril bici, con el riesgo de ser increpado por peatones (lo que sucede con bastante frecuencia). Cada vez vemos a más mujeres y hombres de todas las edades que usan ese medio y no son unos locos que ponen en peligro a los peatones. Los que hacen eso suelen ser el tipo de gente que va en moto sin tubo de escape o llevan el coche con una música a toda máquina, etc., por tanto la excepción.
Con esta solución quitamos, evidentemente, plazas de aparcamiento, pero todo no se puede tener y hay que saber si lo que queremos es tener calles que son meros almacenes de coches o tener una ciudad equilibrada en cuando a movilidad.
Las ciudades en un comienzo estaban diseñadas para los peatones y carros. Poco a poco el automóvil se ha adueñado de las mismas, pretendemos llegar hasta la puerta con el coche y si no subimos hasta el piso es porque no cabe en el ascensor. Mi experiencia profesional me ha enseñado que normalmente para solucionar los grandes problemas hay que hacer las cosas al revés de como se están haciendo. Si quieres descongestionar las carreteras hay que quitar camiones de las mismas (favorecer el transporte por ferrocarril) y no construir nuevas o ampliar las existentes. Si quieres descongestionar las ciudades debes prohibir o limitar el acceso de vehículos y no ampliar los accesos y construir parkings de rotación, pues es la pescadilla que se muerde la cola. Si hay sitio voy con el coche, y como vienen muchos coches hago más carreteras y aparcamientos… y así hasta el infinito.
Además tenemos ejemplos de cómo se mueven los coches en función de las normas de aparcamiento. Por ejemplo ahora que se ha puesto zona azul en San Juan, hay sitio para aparcar que da gusto. Me pregunto, ¿dónde habrán dejado los coches los que los tenían aparcados hasta antes de esa norma?. Pues lo habrán dejado más lejos o no lo sacarán de casa y tomarán el transporte público.
Otro ejemplo al contrario. Hace unos cinco años cuando se iba a hacer el parking de la calle Olite, sin anuncio previo, se quitó un carril en la calle Media Luna y se habilitó para aparcamiento en línea. Se empezó a pintar a las 8 de la mañana y para las 11 estaba todo ocupado. Y yo me preguntaba ¿dónde estaban ayer todos estos coches?, pues 100 o 200 metros más lejos.
Claridad de ideas y celeridad en la toma de decisiones es lo que pediría a nuestras autoridades.
miércoles, 27 de marzo de 2013
El campo y la gran distribución
De vez en cuando aparecen en los
medios de comunicación noticias sobre la
situación del campo. Que si la leche se
paga a unos precios que no cubren los costos de los ganaderos; que si
los productores de frutas y verduras reciben unos precios irrisorios si se compara con lo que paga el consumidor final por ellos; que si
los precios de los cereales los fijan en
Chicago….
Está claro que en todos estos casos
los productores están a merced de las grandes industrias lácteas, de la gran
distribución o de las cuatro multinacionales que controlan el mercado del grano
a nivel mundial.
La solución al problema lácteo la
veo difícil, ya que, el negocio de la leche transformada (básicamente yogur y
derivados), que es donde se gana dinero,
está copado en España por dos o tres multinacionales francesas y por una suiza,
a las que difícilmente se pueden desbancar. Así pues, mientras las cosas no cambien, serán estas empresas
las que marquen los precios de compra de la leche a los ganaderos.
Ni qué decir del oligopolio de los
granos a nivel mundial que seguirá en manos de Cargill y compañia, por lo que
el agricultor tendrá que estar “a lo que manden”.
Nos quedan las frutas y verduras, es
decir los productos frescos, sin transformar. Estos se pueden vender en el mercado nacional o en el extranjero. A
nivel de exportación se conoce el potencial que tiene Almeria, pero yo al
menos, desconozco qué es lo que se hace en Navarra, quién exporta y volumen de
negocio.
Lo que pretendo aquí analizar son las
ventas de productos frescos en el mercado nacional y que, en un gran porcentaje,
llegan al cliente final de la mano de
las grandes cadenas de distribución, pues la venta directa no es significativa.
Estos productos cada vez tienen más
peso en la cesta de la compra, pues los
precios son cada vez más elevados y sin
embargo el productor no está satisfecho
ya que sus márgenes son mínimos respecto a los que obtiene la gran
distribución.
Creo que los productores tienen que
tratar de “puentear” a esa distribución y hacer la venta directamente.
Aquí es donde me atrevería a
proponer una solución que, a mi modo de ver, permitiría al productor tener un
beneficio justo y al consumidor pagar menos por el producto.
Se trataría de que los productores hiciesen
sus ventas, vía Internet, directamente a los consumidores finales, es decir: se saltasen a la gran distribución.
Algunos productores de naranjas, pescados y mariscos, “casheros” del País Vasco y de
otras regiones, ganaderos de carne (sobre todo cerdo) ya lo están haciendo,
pero al ser una oferta atomizada confieren al sistema tres importantes
debilidades que limitan su desarrollo. Una: el cliente tiene que hacer el
pedido a cuatro o cinco proveedores. Dos: al ser pedidos atomizados los
proveedores exigen unas cantidades mínimas, para hacer rentable el envío, que a menudo exceden
la capacidad de consumo de una familia.
Tres: cada proveedor envía sus pedidos separadamente, con lo que el cliente
tiene que estar en casa pendiente de cuándo le llegará la mercancía de cada uno
de ellos.
Si las Cooperativas liderasen esta
iniciativa y concentrasen la oferta de los productores, solucionaríamos de golpe los tres puntos débiles del actual sistema.
Uno: sólo habría que pedir a una o dos
cooperativas. Dos: se podrían servir pedidos más pequeños pues los envíos serían conjuntos para todos
los clientes. Tres: evitaríamos los envíos a cada domicilio (rebajando
costos de transporte), pues dichos pedidos serían depositados en locales estratégicamente situados y con amplio
horario de apertura, para que el cliente pasase a retirarlos a su comodidad,
sin tener que estar pendiente de los
horarios de entrega.
Bueno pues, este sistema que
propongo, hace unos días me enteré que los americanos lo llaman “capilaridad” y
ya lo están poniendo en marcha en su país,
de lo cual me alegro, pues suele suceder que, en el nuestro, las
novedades se aceptan mejor si ya están funcionando en el extranjero que
si se nos ocurren a los de aquí, por aquello de “que experimenten otros”.
No se si lo propuesto puede servir
para algo, pero lo que está claro es que los
agricultores y ganaderos no
pueden estar cruzados de brazos pidiendo
siempre soluciones al Gobierno. Tampoco tienen que esperar a que se legisle sobre la mejora del funcionamiento
de la cadena alimentaria: obligatoriedad de contratos por escrito, código de buenas prácticas,
tipificación de prácticas abusivas y control de incumplimientos con elevadas
sanciones. Hay tales grupos de presión implicados que la posible legislación
intentarán demorarla y limitarla en su beneficio.
Un planteamiento conjunto de UCAN,
Sindicatos agrarios, y otros organismos implicados podría ser el germen de este
proyecto. Todo menos quedarse parados.
Posibles mejoras del "puerta a puerta"
El
proceso de recogida de basuras domésticas hace unos años era el siguiente. Los
vecinos generaban la basura, la metían en unas bolsas sin hacer separación de
ningún tipo de residuos y la dejaban a partir de una cierta hora en unos
montones en la calle, donde, por la noche, era retirada por camiones normales.
La
visión no era muy agradable, pues esas bolsas a veces se rompían, rezumaban
líquidos que manchaban el pavimento, ocasionaban malos olores, etc.
El
siguiente paso fue instalar contenedores, con lo que se conseguía separar los
residuos (orgánico, envases, papel y vidrio) y además permitía sacar la basura
a cualquier hora. Por el contrario eso tenía un costo importante: instalación
de contenedores e introducción de camiones
prensa que el sistema anterior no precisaba. También se instalaron en
algunos lugares un tipo de contenedor que consistía en una especie de calcetín
que estaba enterrado y que tenía una boca exterior en la que se depositaban las
bolsas de basura. En ciertos puntos, por estética, se soterraron los
contenedores actuales, pero es carísimo.
La
basura que genera una familia es suya puesto que ella la produce y no se puede
desprender de la misma cuando le viene bien y dejársela a la sociedad, o sea ponerla
en la calle, con todos los problemas que ocasiona.
La
solución “puerta a puerta” tiene cosas buenas (se saca la basura a partir de una hora determinada, eliminando los contenedores; se separa en cuatro tipos
de residuos; se identifican los tipos de residuos por colores, etc.), pero también
tiene cosas no solucionadas (exposición de cubos con basura colgados en postes;
pensar qué días se tiene que sacar cada
tipo de basura; tener un lugar para ponerla cuando uno va a estar ausente y no
pueda sacarla en su día, etc,)
Los
problemas hay que solucionarlos en origen, así que voy a permitirme
brindar unas ideas sobre cómo veo el tema de recogida de basuras
domésticas, por si fuese de utilidad
para alguien.
Entregaría
a todas las viviendas, donde se implante el sistema, un contenedor con cuatro
departamentos (rechazo, materia orgánica, papel cartón y envases) provisto de
un sistema de pedal/prensa y un sencillo dispositivo para termosellado de las
bolsas. Estas bolsas, entregadas por el servicio de basuras, serían
biodegradables, de colores diferentes para cada residuo y con un código de
barras de gran tamaño.
Se
introduce cada residuo en su compartimento y seguidamente con la acción de un
pedal se prensa para sacar el oxígeno (evitamos olores) y hacer que quepan más
residuos. Cuando se ha llenado el mismo se termosella la bolsa.
Se
sacan a la calle a partir de la hora que
se señale y se amontonan en los lugares establecidos. Esas bolsas termoselladas
y con un grosor y características que las hiciesen prácticamente irrompibles,
no generarían ni olores ni derrames que pudiesen ensuciar la calle. También se
podrían amontonar correctamente pues, al estar prensadas, sería como poner un
ladrillo sobre otro, con lo que el “montón” no sería tan antiestético. Además
se podrían sacar todo tipo de bolsas cualquier
día de la semana.
Con este
sistema se evitan los problemas que, desde mi punto de vista, tiene el sistema
de recogida que plantean ahora.
Finalmente
la recogida de esos “montones de basura” la realizarían camiones normales, pues
como está ya compactada, no hace falta camión prensa, además al ir juntas
bolsas con distinto tipo de residuos no procedería meterlas en el mismo camión
prensa.
Al
llegar al depósito de basuras los
camiones volcarían todo en una cinta transportadora de la que, al leer los
códigos de barras que identifican cada tipo de bolsa, derivarían la misma para su
posterior tratamiento.
Si el
sistema funcionase, el siguiente paso sería que esas prensas fuesen un
electrodoméstico más a instalar en las cocinas, haciendo de forma automática y
más efectiva los procesos de prensado y termosellado.
En
cuanto a la separación del papel en bolsas yo sería partidario de dejarlo como
está, es decir que exista un contenedor para papel en la calle (que no plantea
problemas higiénicos) dejando por tanto la separación de basuras en casa
reducida a tres tipos, con lo que reducimos las medidas de ese contenedor.
Como
idea final y complementaria a lo anterior hay un tema de residuos (pilas y
aceites usados) que su recuperación se hace incómoda para el usuario (por tanto
tira el aceite por la fregadera y las pilas vete a saber a dónde van). La
recogida de pilas la haría colocando un pequeño recipiente adherido a las papeleras de la ciudad y serían
recogidas por el servicio de basuras que
vacía las mismas. En cuanto al aceite facilitaría un tipo de envase
único para que se vacíen los aceites
domésticos y se dejen junto con el resto de la basura para que sean
recogidos por los camiones
correspondientes.
Si
esta idea se llegase a aplicar, tanto
los cubos manuales como el futuro electrodoméstico, podrían ser fabricados en
la Barranca, que por su tradición industrial lo tendría fácil de realizar y
representaría un impulso para esa zona. No podemos esperar que venga gente de
fuera a darnos trabajo, lo tenemos que generar nosotros y quizá esto sería un ladrillo
más a colocar en la reconstrucción de nuestra Comunidad.
viernes, 9 de noviembre de 2012
¡Jubilados al poder!
“Jubilados
al poder” (JALP) podría ser la denominación de un nuevo partido, como primer
paso para regenerar el espectro político
actual.
No es cuestión aquí de definir los
estatutos del mismo, pero el ideario principal podría reducirse a defender “POR
ENCIMA DE TODO” la JUSTICIA SOCIAL, la ETICA/MORAL y el SENTIDO COMÚN,
conceptos suficientemente amplios como para que, dentro de ese partido, tengan
cabida una gran parte de los españoles.
Para ser miembro de JALP sólo se exigiría
ser mayor de 65 años. Cualquier miembro
de JALP podría presentarse como candidato a cualquier elección, sin más que
presentar su curriculum del que se deduzca que, por su vida laboral anterior, esté
capacitado para ocupar el puesto al que opta. Los afiliados votarían sobre esas
listas a sus candidatos preferidos. Es
lo que llamaríamos “primarias” y que
pocos partidos practican, pues las listas las impone “el aparato del
partido”.
Otras características de JALP podrían ser:
Nutrirse de las cuotas de sus afiliados, renunciando a cualquier financiación
Estatal o de otro tipo. Asimismo se huiría de la burocracia y de los excesivos
gastos de funcionamiento, realizando el máximo posible de su actividad a través
de Internet y limitando la estructura administrativa asalariada, procurando la
ayuda desinteresada de los propios afiliados.
Bueno pues, ya tenemos un nuevo partido, unos
candidatos con capacidad demostrada elegidos por los afiliados y un partido austero
que renuncia a cualquier tipo de subvención para así ser libre.
Bueno, y ¿por qué va a haber ciudadanos (sean o no jubilados)
que voten a JALP? ¿Qué puede
ofrecer JALP de nuevo respecto a los
partidos tradicionales?.
Se me ocurren varias razones:
1. Contra lo que pueda
parecer, JALP sería el partido del futuro. Los jubilados lo que pretenden
principalmente es poder seguir cobrando sus pensiones y tener una asistencia
digna cuando la precisen (ley de dependencia). El jubilado ya ha terminado su
vida laboral y mejor o peor ya tiene su futuro decidido. Su verdadero problema,
es el futuro de sus hijos (que con
demasiada frecuencia los tiene parados y a su cargo) y de sus nietos. Por tanto,
una posible victoria de JALP, no implicaría que iban a tratar de aumentar sus
pensiones a costa de lo que fuese, sino que tratarían de crear un país justo, solidario
y con un futuro ilusionante. Por el contrario los partidos actuales ya sabemos
lo que dan de sí y suelen trabajar a corto plazo pues parece que sólo persiguen perpetuarse en el poder.
2. JALP podría disponer
de los mejores profesionales. Hay cantidad de personas de todo tipo
(directivos, ingenieros, economistas, médicos, científicos, catedráticos….) que
se jubilan a los 65 años y que pueden aportar a la sociedad su experiencia sin
pedir casi nada a cambio. Antes era imposible atraerlos a la política pues en
muchos casos sus remuneraciones en la empresa privada podían ser muy superiores
a la pública; ahora eso pasaría a ser secundario. Es como la persona que al
jubilarse se dedica a colaborar con una ONG.
3. JALP no sería un
partido de “viejillos”, sino de personas competentes y con gran experiencia. Para
correr los 100 metros necesitamos un atleta de 20 años. Para dirigir un País lo
que se precisa es capacidad, honradez y experiencia. Muchas personas de 65 años
o más presiden Gobiernos, grandes multinacionales, etc., por algo será. Estos
políticos seniors serían los que, junto a funcionarios de todas las edades,
harían un tandem perfecto de cara a adoptar criterios de gestión acordes con
los nuevos tiempos. A veces se tiene a gala el que un Ministro tenga treinta
años y sea el número 1 de su promoción. JALP querría a esa persona pero 40 años más tarde, cuando haya trabajado,
creado una familia, educado hijos, sufrido los golpes que da la vida, haya
visto morir a sus padres…. En definitiva
se haya formado no sólo técnica sino
humanamente, con lo que sus criterios serán serenos y comedidos. No podemos
desperdiciar la aportación que pueden
hacer esas personas al País.
4. Por otra parte, al entrar
en política con esa edad, hará que no se produzca el síndrome de la “puerta
giratoria” del que habla Krugman. Altos funcionarios que piden excedencia y pasan a la empresa privada, vuelven a la política,
salen de nuevo a la empresa privada y otra
vez vuelven a la política. Sigan la trayectoria de gobernantes que
tenemos ahora y otros que hemos tenido
anteriormente para que vean que lo dicho anteriormente es cierto.
5. Hoy en día a los 65
se está en condiciones de poder asumir responsabilidades durante una
legislatura, con lo que no se pueden perpetuar en la política, como ocurre ahora
con demasiada frecuencia. Además al tener ya “solucionada la vida” se puede
actuar con entera libertad, cosa
que no ocurre con muchos políticos en la
actualidad, pues su futuro está en mantenerse en la política al precio que sea.
6. JALP no sería un
partido revolucionario al que temer,
sino un partido sensato que lo único que
pretendería es defender el imperio del sentido común, sentido que no está
presente en muchas de las decisiones políticas
que se toman en la actualidad.
Afiliarse a este partido sería el primer
paso para responder a la pregunta que siempre tenemos en los labios ¿y qué podemos hacer? con la respuesta ¡lo que vamos a hacer!
Unos
datos marginales:
Actualmente los pensionistas en España
rondan los 8.200.000. El Partido Popular ganó las elecciones
de 2011 con 10.830.693 seguido del PSOE con 6.973.880 de votos.
En Navarra los pensionistas actualmente
rondan los 123.000. UPN-PP obtuvo 126.101 votos y el PSOE 72.656 en las
elecciones de 2011.
El que quiera que saque
conclusiones…
Así que, desde la sensatez, podríamos
llamar a los ¡JUBILADOS AL PODER¡
viernes, 28 de septiembre de 2012
Cómo neutralizar la subida del IVA de los espectáculos
A raíz del incremento del IVA (del 8 al 21%) para cines, teatros, música, etc. los promotores y otros estamentos ligados al mundo de la cultura han puesto el grito en el cielo. Que si nos cargamos la cultura, que si tal o cual…
Realmente si protestan es porque, al tener que repercutir el incremento del IVA (se plantean si total o parcialmente) en el precio de las entradas, piensan que sus ventas van a descender considerablemente, y eso es lo que realmente les preocupa.
Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de esos promotores no han vacilado en poner en práctica algunas medidas por iniciativa propia (no por imperativo del Gobierno como en el caso del IVA) que perjudican a sus clientes, pero mientras estos paguen, parece no les preocupa.
Me refiero a la venta de entradas a través de Internet.
Hasta hace no muchos años el sistema para adquirir entradas para cualquier espectáculo era el de acudir a la taquilla, hacer la consiguiente cola y comprarlas.
Si el espectáculo era en otra ciudad tenías que ver si un conocido residente allí te las podía adquirir.
Después vinieron las reservas por teléfono que te obligaba a pasar por taquilla a retirarlas una hora antes. Más tarde ya se podían comprar las entradas llamando por teléfono y dando el número de la tarjeta de crédito para efectuar el pago.
En todos estos casos siempre se pagaba el valor facial de la entrada sin ningún tipo de gasto adicional.
Cuando llega Internet, los promotores introducen un intermediario en el sistema (una serie de empresas, la mayoría participadas por Cajas de Ahorro) para realizar dicha venta. Por ese servicio cobran un 8% de media (con unos mínimos) sobre el costo total de la entrada IVA incluido. Este sistema supone, hasta la fecha, un negocio redondo para los promotores de espectáculos, ya que, sin hacer ninguna inversión pueden vender más entradas a través de Internet, cobran el valor facial de la entrada y además la mayor parte de las veces reciben de las empresas vendedoras una parte de la comisión cobrada por estas.
Pongamos el ejemplo de un cine cuya entrada vale 6€ y más el 8% de IVA se pone en 6,48€ si la compras en taquilla y si es por Internet 7,20€ (pues la comisión media para entradas del cine es del 11%).
La misma entrada con el 21% de IVA saldría por 7,26€ en taquilla y 8,06€ por Internet.
Así pues, si continuásemos con el sistema actual tendríamos que pagar 0,86€ más por entrada adquirida por Internet como consecuencia del aumento del IVA. Sin embargo si se eliminasen los intermediarios y cada promotor vendiese directamente en su web las entradas al precio de taquilla, el incremento sólo sería de 0,06€ (diferencia entre 7,26-7,20). Queda claro que los que antes y ahora compraban en taquilla tendrían un incremento de 0,78€ que es lo que corresponde al aumento del 13% del IVA. Sin embargo los que antes y ahora compraban por Internet no se enterarían de la subida del IVA, y, en consecuencia, se supone seguirían acudiendo al cine con la misma asiduidad que anteriormente.
Lo sorprendente es que la venta de entradas en Internet funciona justo al revés que cualquier otro tipo de venta (libros, discos, viajes, informática, ropa…). Internet se caracteriza por, entre otras cosas, eliminar intermediarios para que el cliente final compre más barato. Sin embargo los que venden entradas de espectáculos en lugar de quitar un intermediario lo ponen, con lo que el que compra por Internet paga más que si va a la taquilla.
Es como si por hacer una transferencia bancaria por Internet desde tu casa, te cobran más comisión que si vas a la oficina del Banco para que te la realice un empleado.
Hoy en día y con lo que se ha avanzado, encuentro incomprensible que los promotores no tengan sus propias páginas web para la venta directa de sus entradas sin tener que pasar a través de un intermediario. Por otra parte, y teniendo en cuenta que la mayoría de los teatros y auditorios son de titularidad pública, sigo sorprendiéndome que no tengan una web única para todos y que sólo variaría en la distribución de las localidades de cada recinto. El coste que les pueda suponer el instalar estos sistemas sería mínimo al repartirlo ente todos los recintos y además lo recuperarían rápidamente por el incremento de las ventas por Internet, pues con las comisiones actuales mucha gente se lo piensa y acude a la tradicional “cola” de toda la vida, o sea, “retrocediendo en el tiempo”.
Creo que los promotores (públicos y privados) se tienen que replantear sus sistemas de gestión interna de cara a dar un mejor servicio con un menor coste a sus clientes. Realmente y aunque siempre se dice que la satisfacción del cliente es el objetivo de todas las empresas, con demasiada frecuencia lo pongo en duda. Lo primero que persigue la empresa es su beneficio directo y si “de paso” beneficia al cliente pues mejor, pero partir de lo que sea mejor para el cliente y luego ver cómo le repercute a la empresa no lo hace casi nadie. El cliente sólo se valora cuando se pierde.
Y ya, metido en harina, haré de paso otra referencia a la incongruencia de los sistemas de venta de entradas respecto a todo el comercio sea el clásico o por Internet.
Me refiero a las devoluciones de entradas que están prohibidas por todos los promotores. Compras una entrada y pase lo que pase ya no la puedes devolver. En cualquier otro tipo de transacción comercial eso no ocurre, pues todo se puede devolver, si bien se dan unos plazos, un porcentaje de penalización, etc. pero en el caso de una entrada para una ópera para dentro de dos meses, si entre tanto te surge algo por la que no la puedas utilizar, te la tienes que comer con patatas. Además ya no existe el recurso de ir a la taquilla como antaño para darle las entradas y vea si te las puede vender, pues lo tienen totalmente prohibido. Como se ve sigue siendo el cliente su principal preocupación….
Finalmente doy unos datos. El valor de las compras realizadas por Internet el 1º trimestre de 2012 han sido de 2.452,6 millones de €, y la venta de entradas para espectáculos ha supuesto el 4,1% del total, lo que nos da un monto de 100 millones de euros (más de 400 millones al año pues en este 1º trimestre han subido el 20% sobre el mismo período de 2011).
Pienso pues que los promotores de espectáculos tienen márgenes de mejora importantes en su gestión para trasladarlos al cliente.
Realmente si protestan es porque, al tener que repercutir el incremento del IVA (se plantean si total o parcialmente) en el precio de las entradas, piensan que sus ventas van a descender considerablemente, y eso es lo que realmente les preocupa.
Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de esos promotores no han vacilado en poner en práctica algunas medidas por iniciativa propia (no por imperativo del Gobierno como en el caso del IVA) que perjudican a sus clientes, pero mientras estos paguen, parece no les preocupa.
Me refiero a la venta de entradas a través de Internet.
Hasta hace no muchos años el sistema para adquirir entradas para cualquier espectáculo era el de acudir a la taquilla, hacer la consiguiente cola y comprarlas.
Si el espectáculo era en otra ciudad tenías que ver si un conocido residente allí te las podía adquirir.
Después vinieron las reservas por teléfono que te obligaba a pasar por taquilla a retirarlas una hora antes. Más tarde ya se podían comprar las entradas llamando por teléfono y dando el número de la tarjeta de crédito para efectuar el pago.
En todos estos casos siempre se pagaba el valor facial de la entrada sin ningún tipo de gasto adicional.
Cuando llega Internet, los promotores introducen un intermediario en el sistema (una serie de empresas, la mayoría participadas por Cajas de Ahorro) para realizar dicha venta. Por ese servicio cobran un 8% de media (con unos mínimos) sobre el costo total de la entrada IVA incluido. Este sistema supone, hasta la fecha, un negocio redondo para los promotores de espectáculos, ya que, sin hacer ninguna inversión pueden vender más entradas a través de Internet, cobran el valor facial de la entrada y además la mayor parte de las veces reciben de las empresas vendedoras una parte de la comisión cobrada por estas.
Pongamos el ejemplo de un cine cuya entrada vale 6€ y más el 8% de IVA se pone en 6,48€ si la compras en taquilla y si es por Internet 7,20€ (pues la comisión media para entradas del cine es del 11%).
La misma entrada con el 21% de IVA saldría por 7,26€ en taquilla y 8,06€ por Internet.
Así pues, si continuásemos con el sistema actual tendríamos que pagar 0,86€ más por entrada adquirida por Internet como consecuencia del aumento del IVA. Sin embargo si se eliminasen los intermediarios y cada promotor vendiese directamente en su web las entradas al precio de taquilla, el incremento sólo sería de 0,06€ (diferencia entre 7,26-7,20). Queda claro que los que antes y ahora compraban en taquilla tendrían un incremento de 0,78€ que es lo que corresponde al aumento del 13% del IVA. Sin embargo los que antes y ahora compraban por Internet no se enterarían de la subida del IVA, y, en consecuencia, se supone seguirían acudiendo al cine con la misma asiduidad que anteriormente.
Lo sorprendente es que la venta de entradas en Internet funciona justo al revés que cualquier otro tipo de venta (libros, discos, viajes, informática, ropa…). Internet se caracteriza por, entre otras cosas, eliminar intermediarios para que el cliente final compre más barato. Sin embargo los que venden entradas de espectáculos en lugar de quitar un intermediario lo ponen, con lo que el que compra por Internet paga más que si va a la taquilla.
Es como si por hacer una transferencia bancaria por Internet desde tu casa, te cobran más comisión que si vas a la oficina del Banco para que te la realice un empleado.
Hoy en día y con lo que se ha avanzado, encuentro incomprensible que los promotores no tengan sus propias páginas web para la venta directa de sus entradas sin tener que pasar a través de un intermediario. Por otra parte, y teniendo en cuenta que la mayoría de los teatros y auditorios son de titularidad pública, sigo sorprendiéndome que no tengan una web única para todos y que sólo variaría en la distribución de las localidades de cada recinto. El coste que les pueda suponer el instalar estos sistemas sería mínimo al repartirlo ente todos los recintos y además lo recuperarían rápidamente por el incremento de las ventas por Internet, pues con las comisiones actuales mucha gente se lo piensa y acude a la tradicional “cola” de toda la vida, o sea, “retrocediendo en el tiempo”.
Creo que los promotores (públicos y privados) se tienen que replantear sus sistemas de gestión interna de cara a dar un mejor servicio con un menor coste a sus clientes. Realmente y aunque siempre se dice que la satisfacción del cliente es el objetivo de todas las empresas, con demasiada frecuencia lo pongo en duda. Lo primero que persigue la empresa es su beneficio directo y si “de paso” beneficia al cliente pues mejor, pero partir de lo que sea mejor para el cliente y luego ver cómo le repercute a la empresa no lo hace casi nadie. El cliente sólo se valora cuando se pierde.
Y ya, metido en harina, haré de paso otra referencia a la incongruencia de los sistemas de venta de entradas respecto a todo el comercio sea el clásico o por Internet.
Me refiero a las devoluciones de entradas que están prohibidas por todos los promotores. Compras una entrada y pase lo que pase ya no la puedes devolver. En cualquier otro tipo de transacción comercial eso no ocurre, pues todo se puede devolver, si bien se dan unos plazos, un porcentaje de penalización, etc. pero en el caso de una entrada para una ópera para dentro de dos meses, si entre tanto te surge algo por la que no la puedas utilizar, te la tienes que comer con patatas. Además ya no existe el recurso de ir a la taquilla como antaño para darle las entradas y vea si te las puede vender, pues lo tienen totalmente prohibido. Como se ve sigue siendo el cliente su principal preocupación….
Finalmente doy unos datos. El valor de las compras realizadas por Internet el 1º trimestre de 2012 han sido de 2.452,6 millones de €, y la venta de entradas para espectáculos ha supuesto el 4,1% del total, lo que nos da un monto de 100 millones de euros (más de 400 millones al año pues en este 1º trimestre han subido el 20% sobre el mismo período de 2011).
Pienso pues que los promotores de espectáculos tienen márgenes de mejora importantes en su gestión para trasladarlos al cliente.
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