lunes, 19 de diciembre de 2016

Saliendo a las seis desde hace 36 años


Hay cosas que  lees  y alucinas. Me refiero a la noticia comentada estos días sobre las declaraciones de la Ministra de Trabajo diciendo que el Gobierno quiere impulsar un pacto nacional para la conciliación y la racionalización de horarios.
En junio de 2003 se creó la “Comisión Nacional para la racionalización de los horarios españoles y su normalización con los demás países de la Unión Europea” (vaya título) y que presidió hasta enero de 2015 D. Ignacio Buqueras. En esos doce años parece no se ha conseguido gran cosa pues de vez en cuando vuelven a salir noticias sobre lo mismo.
No puede menos que tratar este tema pues es algo que viví en primera persona en 1.980, es decir, hace sólo 36 años.
En aquéllas fechas yo estaba al frente de la Dirección Financiera de una multinacional láctea, en la sede central de Barcelona con 16 personas directas a mi cargo y en total de las oficinas unas 200 personas. Había un horario rígido para todo el personal lo que hacía que, al ser una ciudad grande y con problemas de circulación etc. había personas que llegaban tarde o con la lengua afuera por fichar a tiempo. Por otra parte la  hora de salida ya no era tan rígida pues como los directivos solían quedarse más tiempo para que los viera el Director General, que se iba -y también llegaba- más tarde, pues había muchos trabajadores que también “para que los vieran” prorrogaban su estancia, que no su trabajo, pues al final nadie regala nada.
Como pensaba y sigo pensando, que el objetivo es trabajar y no “estar”, tras varios meses de emplearme a fondo con la Dirección de RRHH conseguí que se instaurase en dicha empresa la jornada flexible (ahora le llaman flexiworking y flexifriday, qué cosas me he perdido por no saber inglés….). Básicamente consistía en que cada trabajador podía entrar y salir con una hora y media de desfase sobre el horario oficial, lo que le permitía llevar a los hijos al colegio o simplemente organizarse mejor su vida. También se introdujo la flexibilidad en el horario de comida que podía ir de 0,5h a 1,5h., con lo que cada trabajador se tomaba el tiempo que creía conveniente.
En lo referente a las horas extras, al menos en mi departamento no se trabajaban horas extras salvo, como su palabra dice, en casos extraordinarios, pues si se convertían en habituales era por dos motivos, o porque no se trabajaba al ritmo adecuado o porque hacía falta más personal. Dichas horas extras se pagaban, por supuesto. Nadie salía a desayunar -se viene desayunado de casa- ni había máquinas de café. Simplemente se trabajaban las horas debidas como Dios manda y luego a su hora todo el mundo a casa y les aseguro que la productividad iba a tope.
En aquellas fechas el establecer este tipo de horarios no era habitual, pero sí que otras empresas comenzaban a implantarlo, pero, por lo que se ve, no fueron las suficientes a la luz de la situación actual.
¿Y quiénes son los responsables de que la cosa no marche?. Yo lo tengo claro: en las grandes empresas los directivos y en las pequeñas los dueños. No conozco a ningún Consejo de Administración que vaya y le diga al Director General: “Queremos que el personal se quede todo el tiempo que se pueda en la empresa por si le necesitamos y si prolonga su jornada no se le paguen las horas”. Como hemos podido ver recientemente los Consejos no se enteran de cosas verdaderamente graves  como para meterse en detalles de horarios y horas extras.
Es la primera línea de dirección de la empresa (Director General y Directores de Departamentos) quienes tienen que tener las ideas claras y establecer la organización del trabajo pensando en lo mejor para la empresa y eso pasa porque al trabajador se le exija y que al mismo tiempo se le trate como persona y que no se aprovechen de él y en estos momentos en que la situación laboral es la que es, no hay derecho a que los directivos no duden en exigir presencia fuera de su jornada sin pagarles, por supuesto, ni una hora con la excusa de que, como la cosa va mal, pues hay que trabajar casi gratis. ¿Les decimos a los proveedores que nos envíen mercancía gratis?. Si una empresa no puede cumplir con sus obligaciones respecto a trabajadores, proveedores y Hacienda pues que la cierren y cambien de negocio. Hay una ética poco edificante en los directivos que anteponen objetivos a corto plazo y que sólo les benefician a ellos y si la empresa se va al garete ellos también se van, pero con los bolsillos llenos y el personal ahí se queda. Lo hemos visto con grandes empresas, bancos, etc. en que los directivos se van forrados y la empresas en quiebra.
Pero lo más llamativo es que siendo un secreto a voces que muchas empresas realizan estas prácticas nadie intervenga.
Esto es la consecuencia de la catadura moral de muchos directivos que no dudan en machacar al personal para ellos medrar y no se dan, o no quieren darse cuenta, que para los de arriba del todo ellos, pese a su puesto, son unos meros trabajadores a los que no dudarán en sacrificar cuando llegue el caso. Por todo ello este problema no se solucionará con un pacto nacional ni con burocracias, sino cuando aflore la moral y la ética de los directivos y propietarios de las empresas.

Trata a los trabajadores que dependen de ti como a ti te gustaría que te tratasen tus jefes y os aseguro que así obtendréis la ansiada productividad. Así de simple. Ah! Y los sindicatos existen?