El viernes 3 de febrero venía en Diario de Navarra una nota sobre las trece empresas públicas y sus respectivos gerentes. En primer lugar no queda claro si son realmente 13 o 16, pero para el caso es igual.
Lo que sí me alucina es que ahora sólo se hable de rebajar costos, fijar sueldos fijos y variables, reducir gerentes y consejos de administración, rebajar costes de asesorías y consultorías, primas de seguros, servicios bancarios, publicidad y propaganda, gastos de viaje y seguridad y, finalmente personal. Pero ¿no es eso lo que tiene que hacer constantemente cualquier gerente que se precie? ¿qué han hecho hasta ahora?. Otra cosa que me extraña es que los presupuestos de esas empresas vayan a ser realizados conjuntamente por los diferentes departamentos del ejecutivo, los gerentes y la CPEN, pues parece que cada empresa ha de ser tutelada por esos otros dos organismos, lo que paree no da demasiada autonomía a los gerentes.
También me extraña no haber visto en la prensa los anuncios buscando gerentes para esas 16 empresas. Si se quiere que nos vayamos creyendo que algo va a cambiar, teníamos que haber visto esos anuncios para que cualquier persona interesada pudiera optar a los mismos. El no hacerlo así nos puede inducir a pensar que los puestos se adjudican dentro de unos círculos próximos a partidos, núcleos de poder o contactos.
Curiosamente el domingo 5 de febrero venía también en Diario de Navarra una entrevista con Jesús Pajares, director general de la Corporación Empresarial Pública de Navarra, en la que dice que fue fácil pasar de 38 sociedades a 13, pues lo primero que se hizo es contratar a una empresa externa para que hiciese el plan de ordenación del sector. Yo estaba acostumbrado a que en las empresas fuese la dirección de la misma la que hiciese esos planes, sin embargo en la cosa pública, lo que se hace es encargarlo fuera, y si es a una multinacional de la consultoría mucho mejor, pues así siempre podemos decir "le hemos encargado el estudio a una líder mundial", (lo que va en contra de la rebaja de gastos en asesorías y consultorias ), con lo que nos quitamos la responsabilidad de encima si la cosa va mal, aunque dicho estudio le cueste un montón a las arcas forales (pues son empresas públicas). En dicha entrevista se vuelve a incidir sobre lo mismo: reducción de consejeros, dietas, etc. Me sigo preguntando si eso no se lo tenía que haber planteado cada gerente durante su actividad normal, pues eso es lo más elemental para cualquier persona que dirija una empresa.
De todas formas echo de menos el saber qué venden esas empresas y a quién (seguro que una parte importante es al propio Gobierno de Navarra), en definitiva saber si pueden funcionar en un mercado libre sin los apoyos forales.
El 25/09/09 publiqué en este blog un análisis sobre los resultados de las 35 empresas que componían, a esa fecha, el sector público en Navarra. Si alguien tiene interés se lo puede mirar.
sábado, 4 de febrero de 2012
martes, 22 de noviembre de 2011
LA SOLUCION ES MORIRSE
Ha comenzado la era de los recortes y tijeretazos. A todas las medidas que se van tomando, quiero añadir las que se me van ocurriendo sobre la marcha y que pongo a disposición de “la autoridad competente”.
Los recortes en Sanidad en varias Autonomías, tendentes a quitar personal de quirófanos, cerrar o limitar horarios de Ambulatorios, quitar camas y cerrar por unos días algunos hospitales etc. me parecen fenomenal, pues con eso conseguimos que la gente no sea visitada por el especialista, no sea operada, y, en consecuencia “la palme” cuanto antes, con el consiguiente ahorro de pensiones (si es jubilado) o disminución del paro (si trabaja), pues su puesto de trabajo lo ocupará un “parado” (que tendrá que “moverse” para conseguir el puesto del finado).
Los planes de detección precoz de todo tipo de cánceres, etc. son un error pues alargan la vida del paciente y además cuestan una pasta, por lo que hay que eliminarlos ya.
La retirada de ayudas a residencias de ancianos, asociaciones de enfermos de todo tipo, etc. va también en el sentido expuesto anteriormente, así que fenomenal. Sin embargo esta medida que apoyamos con carácter general nos molestaría personalmente, pues haría que nos tuviésemos que encargar de tener en casa a nuestros padres, como antaño, lo que no cuadra con el modelo de sociedad que tenemos, ya que es más cómodo llevarlos a la residencia, en la que “están tan contentos con gente de su edad, mejor atendidos, etc.”
Pero aún podemos ser más creativos y tomar otras medidas para dinamizar la economía. Por ejemplo, se puede poner como velocidad mínima en carreteras 120km/h y en autopistas 150km/h., velocidades que cualquier coche actual alcanza, por lo que no pedimos un imposible. Con ello conseguiremos tener más accidentes y, por tanto más muertos, o sea, más ahorro en pensiones y menos paro. Al mismo tiempo daremos más trabajo a la industria del automóvil, funerarias, floristerías (por la cosa de las coronas), bares donde la gente se toma unos potes después del funeral… incluso la Iglesia vería aumentados sus ingresos.
Los cascos para motoristas ¿para qué?, sobre todo en Andalucía, con el calor que hace.
Eliminar los quitamiedos sería una sabia decisión pues conseguiríamos que se despeñasen más coches y motoristas. Además ahorraríamos hierro, que está por las nubes. Cinturones de seguridad, sillas especiales para niños, air bags,… todo eso va en contra de nuestros objetivos, por tanto hay que eliminarlos, con lo que, además, rebajamos costos de producción.
Otra medida de lo más inteligente sería el no renovar el carnet de conducir, (nada de revisiones de vista, oído, reflejos, etc.) pues todo eso va en contra del objetivo final que es el de que haya más accidentes y “la palme más gente”.
La operación renove ni mencionarla, “con este coche puede vd. tirar 20 años más….”, y la ITV ¿para que se forren los talleres?
Claro que puede que esos accidentes no terminen en defunción y que quede la gente paralítica, con lo que no conseguimos el objetivo marcado. Pero ¡ojo!, nos queda la eutanasia, opción que apenas hemos utilizado pero que le auguro un futuro prometedor.
Hasta el momento no he tocado el tema de los accidentes laborales, pero ahí también tenemos acciones importantes que implementar. ¿Dónde ha quedado la gracia hispana del albañil que se pasea por el andamio sin más seguridad que la del pañuelo anudado en la cabeza al tiempo que lanza requiebros a las mozas que pasan por debajo de la obra?. Así pues nada de atarse al andamio ni ponerse el casco, pues, bastantes cosas tenemos en la cabeza.
La idea es maravillosa ¿o no?
Finalmente cuando llega el deceso, después de los funerales, entierro etc., se atisba una luz que nos hace mantener la esperanza, y esa es la herencia. Los herederos reciben lo poco o mucho que les toque y lo destinan a sus cosas, con lo que nuevamente conseguimos dinamizar la economía.
Hasta ahora he propuesto soluciones para eliminar gente que ya existe a fin de ahorrar gastos y disminuir el paro, pero no he tocado nada respecto a los que se incorporan a este mundo, o sea, a los que nacen.
En este tema ya existen leyes en ese sentido (abortos y demás), y en lo que no voy a entrar, pero, terminando con lo esperpéntico de este artículo propondría, para disuadir la entrada de nuevo personal en este mundo caótico que estamos creando, organizar una campaña con el lema “no de a luz a un parado”.
Supongo habrán adivinado a estas alturas el “cashondeo” que tiene este artículo, pues de lo único que se está hablando es de quitar, recortar, reducir, etc. pero en ningún sitio he visto que nadie proponga algo para CREAR (empleo, ilusión, etc.). Claro que para eso tienen que darse las condiciones políticas adecuadas (las económicas serán la consecuencia), pero eso lo veo lejano, por lo que, de momento, y para reavivar nuestra economía, “la solución es morirse”.
Los recortes en Sanidad en varias Autonomías, tendentes a quitar personal de quirófanos, cerrar o limitar horarios de Ambulatorios, quitar camas y cerrar por unos días algunos hospitales etc. me parecen fenomenal, pues con eso conseguimos que la gente no sea visitada por el especialista, no sea operada, y, en consecuencia “la palme” cuanto antes, con el consiguiente ahorro de pensiones (si es jubilado) o disminución del paro (si trabaja), pues su puesto de trabajo lo ocupará un “parado” (que tendrá que “moverse” para conseguir el puesto del finado).
Los planes de detección precoz de todo tipo de cánceres, etc. son un error pues alargan la vida del paciente y además cuestan una pasta, por lo que hay que eliminarlos ya.
La retirada de ayudas a residencias de ancianos, asociaciones de enfermos de todo tipo, etc. va también en el sentido expuesto anteriormente, así que fenomenal. Sin embargo esta medida que apoyamos con carácter general nos molestaría personalmente, pues haría que nos tuviésemos que encargar de tener en casa a nuestros padres, como antaño, lo que no cuadra con el modelo de sociedad que tenemos, ya que es más cómodo llevarlos a la residencia, en la que “están tan contentos con gente de su edad, mejor atendidos, etc.”
Pero aún podemos ser más creativos y tomar otras medidas para dinamizar la economía. Por ejemplo, se puede poner como velocidad mínima en carreteras 120km/h y en autopistas 150km/h., velocidades que cualquier coche actual alcanza, por lo que no pedimos un imposible. Con ello conseguiremos tener más accidentes y, por tanto más muertos, o sea, más ahorro en pensiones y menos paro. Al mismo tiempo daremos más trabajo a la industria del automóvil, funerarias, floristerías (por la cosa de las coronas), bares donde la gente se toma unos potes después del funeral… incluso la Iglesia vería aumentados sus ingresos.
Los cascos para motoristas ¿para qué?, sobre todo en Andalucía, con el calor que hace.
Eliminar los quitamiedos sería una sabia decisión pues conseguiríamos que se despeñasen más coches y motoristas. Además ahorraríamos hierro, que está por las nubes. Cinturones de seguridad, sillas especiales para niños, air bags,… todo eso va en contra de nuestros objetivos, por tanto hay que eliminarlos, con lo que, además, rebajamos costos de producción.
Otra medida de lo más inteligente sería el no renovar el carnet de conducir, (nada de revisiones de vista, oído, reflejos, etc.) pues todo eso va en contra del objetivo final que es el de que haya más accidentes y “la palme más gente”.
La operación renove ni mencionarla, “con este coche puede vd. tirar 20 años más….”, y la ITV ¿para que se forren los talleres?
Claro que puede que esos accidentes no terminen en defunción y que quede la gente paralítica, con lo que no conseguimos el objetivo marcado. Pero ¡ojo!, nos queda la eutanasia, opción que apenas hemos utilizado pero que le auguro un futuro prometedor.
Hasta el momento no he tocado el tema de los accidentes laborales, pero ahí también tenemos acciones importantes que implementar. ¿Dónde ha quedado la gracia hispana del albañil que se pasea por el andamio sin más seguridad que la del pañuelo anudado en la cabeza al tiempo que lanza requiebros a las mozas que pasan por debajo de la obra?. Así pues nada de atarse al andamio ni ponerse el casco, pues, bastantes cosas tenemos en la cabeza.
La idea es maravillosa ¿o no?
Finalmente cuando llega el deceso, después de los funerales, entierro etc., se atisba una luz que nos hace mantener la esperanza, y esa es la herencia. Los herederos reciben lo poco o mucho que les toque y lo destinan a sus cosas, con lo que nuevamente conseguimos dinamizar la economía.
Hasta ahora he propuesto soluciones para eliminar gente que ya existe a fin de ahorrar gastos y disminuir el paro, pero no he tocado nada respecto a los que se incorporan a este mundo, o sea, a los que nacen.
En este tema ya existen leyes en ese sentido (abortos y demás), y en lo que no voy a entrar, pero, terminando con lo esperpéntico de este artículo propondría, para disuadir la entrada de nuevo personal en este mundo caótico que estamos creando, organizar una campaña con el lema “no de a luz a un parado”.
Supongo habrán adivinado a estas alturas el “cashondeo” que tiene este artículo, pues de lo único que se está hablando es de quitar, recortar, reducir, etc. pero en ningún sitio he visto que nadie proponga algo para CREAR (empleo, ilusión, etc.). Claro que para eso tienen que darse las condiciones políticas adecuadas (las económicas serán la consecuencia), pero eso lo veo lejano, por lo que, de momento, y para reavivar nuestra economía, “la solución es morirse”.
La toma del poder a un click
El 15M se ha extendido por España, norte de África, y ahora está en USA con el nombre de “Ocupa Wall Street”. A él se han adherido gentes de todo tipo porque el lenguaje de los “indignados” es el mismo que tenemos casi todos cuando “solucionamos” los problemas del mundo en torno a un gin-tonic.
La diferencia es que los “indignados” han salido a la calle y nosotros nos hemos quedado cómodamente en casa apurando la bebida y con la eterna cantinela “pero nosotros qué podemos hacer”.
Me da pena que ese sentir popular se pueda desinflar o pueda derivar por otros derroteros de violencia, etc., por lo que, modestamente, hago las siguientes reflexiones.
En primer lugar creo que, dicho movimiento, no debe convertirse en un partido político, pues eso sería su fin. Pienso que tiene que convertirse en “La Voz del Pueblo” para controlar los tres poderes: judicial, legislativo y ejecutivo
Ese control debe ser directo e instantáneo y eso nos lo permite las nuevas tecnologías. No hay que esperar pues cuatro años para decirles a nuestros representantes que lo están haciendo mal, y que, o corrigen, o se les cambia.
Para ello pienso debería establecerse el siguiente plan de acción :
Primero:
Crear un instrumento único de comunicación en Internet para expandir el movimiento, que bien pudiera llamarse “La Voz del Pueblo” o algo similar y, al mismo tiempo, que al frente del mismo hubiese un líder. Las empresas, gobiernos, orquestas, etc. son dirigidas por alguien, de lo contrario no se alcanza ningún objetivo. Otra cosa es cómo se elija a ese líder.
Segundo:
Establecer una serie de puntos que “LVP” trasladaría a los partidos políticos para que estos los asumiesen. Si no fuese así “LVP” forzaría nuevas elecciones para que se hiciese lo que la gente (no los partidos) quiere.
Yo, personalmente, propondría (entre muchos otros) los siguientes:
1. Instaurar la votación electrónica (Internet, móvil, etc.) con todas las garantías de seguridad para que los resultados obtenidos fuesen válidos. Esta medida sería totalmente necesaria para que el pueblo pueda remover en un instante a sus representantes, parar proyectos de ley, instar nuevos, etc. sin que ello le supusiese costo alguno para el Estado.
2. Obligar a que los gobiernos tengan representación de todos los partidos políticos en función de los votos obtenidos. No es de recibo que si un partido gana con el 51% de los votos, deje fuera al 49% restante. El País lo tenemos que llevar adelante entre todos y todos deben estar presentes en los órganos de gobierno.
3. Elección directa de alcaldes, presidentes de comunidades autónomas y jefe de gobierno sin que tengan que estar en las listas de un partido.
4. El Estado ha de defender al ciudadano, por lo que intervendrá sin rubor en todas las iniciativas privadas cuyas decisiones puedan repercutir en que el pueblo tenga que sufrir las consecuencias de su gestión (rescate de bancos, indefensión ante Cias. de telefonía, electricidad, control sistema financiero y movimiento de capitales, etc.).
5. ¿Por qué hay que tener: un Senado y un Congreso (con tantos congresistas y diputados para que al final voten todos lo que dice el jefe de filas), unas Diputaciones, un Defensor del Pueblo y 17 Autonomías con su configuración y funciones actuales así como un sinnúmero de Ayuntamientos?.
6. Trimestralmente rendición de cuentas tanto a nivel de Estado, Autonomías y Ayuntamientos, estando presente, con voz, un representante de “LVP”, el cual variará en función de los temas a tratar.
7. Reformar con carácter urgente la Ley Hipotecaria para incluir en la misma la dación de la vivienda como extinción de la deuda con la entidad que ha otorgado el préstamo.
8. Limitación de los sueldos estratosféricos, ya sean de directivos de empresas (por obtener sus bonus han enviado a muchas empresas a la quiebra), como de jugadores de fútbol y similares (muchos clubs no cumplen sus obligaciones laborales y fiscales) y en ambos casos tienen que rescatarlos el Estado.
Etc. etc.
De estos puntos el que considero vital es el primero, pues es el que nos puede permitir en cualquier momento y de forma totalmente legal, llamar al orden a los que nos legislan, juzgan y gobiernan, para que no se desvíen de lo que les ha encomendado el pueblo.
En las elecciones del 20-N los ciudadanos votarán al partido que consideren que mejor les puede representar, pero por otra parte y como “LVP” podrán corregir su voto a través de Internet a medida que vean cómo se están comportando sus representantes en el desarrollo de la acción de gobierno.
El pueblo podrá retomar el poder con el sonido de un “click” de ratón y no de “gatillo”, cosa habitual en las revoluciones. Creo que si se va en esta línea no tendremos excusa para seguir diciendo “y nosotros qué podemos hacer”, pues más fácil no lo tendremos, ya que, desde nuestra butaca y con un “click” podremos marcar el rumbo de nuestro País, es decir, nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos. Espero nos quede energía para pulsar el ratón.
La diferencia es que los “indignados” han salido a la calle y nosotros nos hemos quedado cómodamente en casa apurando la bebida y con la eterna cantinela “pero nosotros qué podemos hacer”.
Me da pena que ese sentir popular se pueda desinflar o pueda derivar por otros derroteros de violencia, etc., por lo que, modestamente, hago las siguientes reflexiones.
En primer lugar creo que, dicho movimiento, no debe convertirse en un partido político, pues eso sería su fin. Pienso que tiene que convertirse en “La Voz del Pueblo” para controlar los tres poderes: judicial, legislativo y ejecutivo
Ese control debe ser directo e instantáneo y eso nos lo permite las nuevas tecnologías. No hay que esperar pues cuatro años para decirles a nuestros representantes que lo están haciendo mal, y que, o corrigen, o se les cambia.
Para ello pienso debería establecerse el siguiente plan de acción :
Primero:
Crear un instrumento único de comunicación en Internet para expandir el movimiento, que bien pudiera llamarse “La Voz del Pueblo” o algo similar y, al mismo tiempo, que al frente del mismo hubiese un líder. Las empresas, gobiernos, orquestas, etc. son dirigidas por alguien, de lo contrario no se alcanza ningún objetivo. Otra cosa es cómo se elija a ese líder.
Segundo:
Establecer una serie de puntos que “LVP” trasladaría a los partidos políticos para que estos los asumiesen. Si no fuese así “LVP” forzaría nuevas elecciones para que se hiciese lo que la gente (no los partidos) quiere.
Yo, personalmente, propondría (entre muchos otros) los siguientes:
1. Instaurar la votación electrónica (Internet, móvil, etc.) con todas las garantías de seguridad para que los resultados obtenidos fuesen válidos. Esta medida sería totalmente necesaria para que el pueblo pueda remover en un instante a sus representantes, parar proyectos de ley, instar nuevos, etc. sin que ello le supusiese costo alguno para el Estado.
2. Obligar a que los gobiernos tengan representación de todos los partidos políticos en función de los votos obtenidos. No es de recibo que si un partido gana con el 51% de los votos, deje fuera al 49% restante. El País lo tenemos que llevar adelante entre todos y todos deben estar presentes en los órganos de gobierno.
3. Elección directa de alcaldes, presidentes de comunidades autónomas y jefe de gobierno sin que tengan que estar en las listas de un partido.
4. El Estado ha de defender al ciudadano, por lo que intervendrá sin rubor en todas las iniciativas privadas cuyas decisiones puedan repercutir en que el pueblo tenga que sufrir las consecuencias de su gestión (rescate de bancos, indefensión ante Cias. de telefonía, electricidad, control sistema financiero y movimiento de capitales, etc.).
5. ¿Por qué hay que tener: un Senado y un Congreso (con tantos congresistas y diputados para que al final voten todos lo que dice el jefe de filas), unas Diputaciones, un Defensor del Pueblo y 17 Autonomías con su configuración y funciones actuales así como un sinnúmero de Ayuntamientos?.
6. Trimestralmente rendición de cuentas tanto a nivel de Estado, Autonomías y Ayuntamientos, estando presente, con voz, un representante de “LVP”, el cual variará en función de los temas a tratar.
7. Reformar con carácter urgente la Ley Hipotecaria para incluir en la misma la dación de la vivienda como extinción de la deuda con la entidad que ha otorgado el préstamo.
8. Limitación de los sueldos estratosféricos, ya sean de directivos de empresas (por obtener sus bonus han enviado a muchas empresas a la quiebra), como de jugadores de fútbol y similares (muchos clubs no cumplen sus obligaciones laborales y fiscales) y en ambos casos tienen que rescatarlos el Estado.
Etc. etc.
De estos puntos el que considero vital es el primero, pues es el que nos puede permitir en cualquier momento y de forma totalmente legal, llamar al orden a los que nos legislan, juzgan y gobiernan, para que no se desvíen de lo que les ha encomendado el pueblo.
En las elecciones del 20-N los ciudadanos votarán al partido que consideren que mejor les puede representar, pero por otra parte y como “LVP” podrán corregir su voto a través de Internet a medida que vean cómo se están comportando sus representantes en el desarrollo de la acción de gobierno.
El pueblo podrá retomar el poder con el sonido de un “click” de ratón y no de “gatillo”, cosa habitual en las revoluciones. Creo que si se va en esta línea no tendremos excusa para seguir diciendo “y nosotros qué podemos hacer”, pues más fácil no lo tendremos, ya que, desde nuestra butaca y con un “click” podremos marcar el rumbo de nuestro País, es decir, nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos. Espero nos quede energía para pulsar el ratón.
martes, 4 de octubre de 2011
Tijeretazo Foral en Sanidad
El pasado 29 de septiembre publicaba la prensa los “tijeretazos iniciales” aplicables a las cuentas públicas en Navarra. Esas medidas lo que hacen es evidenciar las deficiencias en gestión que ha habido (y sigue habiendo) a lo largo de los años.
En cualquier empresa privada los responsables tienen que estar constantemente estudiando nuevos sistemas de gestión, compras, organización etc. para ser competitivos y poder obtener resultados positivos para su empresa.
En la cosa pública en gran medida no sucede así puesto que no existe la competencia y nadie les exige resultados, por tanto, lo que se hace siempre está bien hecho y, por tanto, las medidas de mejora se van haciendo muy lentamente y, cuando se avecina el desastre, tenemos que tomar medidas indiscriminadas y a toda velocidad, lo cual no es bueno. De la serie de medidas de contención del gasto anunciadas, voy a comentar algunas sobre el recorte sanitario, que es, además, uno de los sectores en los que el importe es más elevado.
Receta electrónica. En las medidas de recorte del gasto se dice “ampliar la implantación de la receta electrónica, que de momento se está ensayando en una zona básica de salud”. En primer lugar manifestar que se ha demorado la puesta en marcha de la receta electrónica (que supone un ahorro importantísimo ) la friolera de 17 años. Que por fin, en junio de 2008 se anunció la puesta en marcha en un centro piloto para 2009. Que la puesta en marcha en el centro piloto se inició el 24 de mayo de 2010, es decir con un año de retraso, y a finales del 2012 está prevista la implantación en toda Navarra de forma efectiva. Hagan cálculos, multipliquen el ahorro anual (impresos, información, almacenamiento, gestión de farmacias….) por 21,5 años (17 en tomar la decisión más 4,5 de puesta en marcha) y nos dará una bonita cantidad.
Tarjeta sanitaria. El día 30 de septiembre aparecía también en la prensa que Salud, para ahorrar gastos, iba a eliminar la fecha de caducidad de las Tarjetas Sanitarias para así no renovarlas cada dos años y ahorrar dinero. Pues les voy a dar una idea para ahorrar más. Pueden eliminar del todo la tarjeta sanitaria y utilizar el DNI para acceder a los servicios sanitarios. Hoy en día en que todos los datos están en línea, se accede al historial con el DNI y nos evitamos llevar otra tarjeta más en la cartera. Otra posibilidad es llevar la Tarjeta Sanitaria en el móvil que puede salir casi gratis.
Prescripción de fármacos más baratos. Medida elemental que había que haber tomado hace años, pero que, como no hay nadie que te apriete (ni competencia, ni mercado) sólo se toman medidas cuando todo está podrido. Si en su día se hubiese implantado la receta electrónica sabríamos exactamente lo que gasta en medicamentos cada paciente y cuánto y de qué laboratorios receta cada médico y así se podrían haber ido tomando decisiones.
Prestaciones farmacéuticas. Esta es la partida más importante (157.797.105€) sobre la que se pretende realizar ajustes y, supongo, abarca todo el gasto de medicamentos suministrado por las farmacias, por lo que es en este capítulo en el que hay que centrarse en proponer mejoras, y la que se comenta de aplazar el pago de las medicinas es pasarle el “muerto” de la financiación a las farmacias y además sólo posponemos el pago, no lo eliminamos. Así pues, lo que voy a plantear significa un cambio total del sistema actual.
Si Salud receta medicinas que ella las paga, ¿por qué no las pueden entregar en los Centros de Salud directamente sin pasar por las farmacias y así nos ahorramos gran parte del margen que cargan las mismas?. Sé que lo que digo es muy fuerte y que rompe con intereses, tradiciones, etc. pero hay que tomar decisiones importantes cuando los problemas son más que importantes. Precisamente estos días venía en la prensa las instalaciones que tiene Nafarco para suministrar a las farmacias. Esa misma empresa podría enviar los medicamentos recetados a cada paciente al Centro de Salud, estableciéndose un sistema de pago que no generase movimiento de dinero en efectivo. También el implantar ese sistema podría permitir el avanzar en que se pueda entregar a cada paciente la cantidad prescrita y no una caja de la que se desperdicia una cantidad importante. Así pues los laboratorios enviarían a Nafarco (por poner un nombre concreto) los medicamentos sin envasar (ahorro de envases) y ellos prepararían el envío personalizado a cada paciente.
Entonces ¿nos cargamos las farmacias? ¿y la labor del farmacéutico?. Pues evidentemente todo eso hay que tenerlo en cuenta pues la medida, como se ve, es rompedora, pero tampoco tanto, pues en otros sectores ya ha pasado algo de lo mismo.
La implantación de Centros Comerciales, con el consiguiente cambio en los hábitos de consumo, ha hecho que estén desapareciendo anualmente miles de pequeños comercios, y los que los hemos hecho desaparecer hemos sido los clientes que vamos al CC porque pensamos que nos sale más barato, hay mayor oferta, etc., aunque para ello tengamos que desplazarnos unos kilómetros. De la misma forma cada vez compramos más por Internet pues nos sale más barato, aunque con ello contribuyamos a que desaparezcan comercios de nuestra ciudad. En definitiva cada uno vamos a lo nuestro. Pues a lo suyo, o sea, a lo nuestro, tendría que ir Salud del Gobierno de Navarra al intentar prescindir de las farmacias (tranquilos que no me van a hacer caso) y entregar los medicamentos que ellos en gran parte, o en su totalidad pagan, en los Centros de Salud. En el caso que nos ocupa (en Navarra existían al 31/12/2008 un total de 583 farmacias) esta medida haría que pudiesen desaparecer o reconvertirse una cantidad importante de las mismas, pero en definitiva es un comercio (con características algo diferentes al resto) al que le tocaría pasar ahora lo que otros llevan tiempo sufriendo. Evidentemente al usuario final le es más cómodo recoger las medicinas en la farmacia de al lado, pero si lo quiere hacer así tendría que pagarlo, pues en el sistema se podría optar a retirarlo en los Centros de Salud sin cargo adicional o en la farmacia que elija con el consiguiente recargo.
Suponiendo que con este sistema ahorrásemos un 10% (que no lo veo descabellado) del total de esta partida, nos llevaría a un ahorro de casi 16 millones de euros anuales.
Asistencia sanitaria. El costo de la asistencia en los hospitales de Navarra no figura en el listado de partidas a ajustar y sí que figura la reducción de la derivación a centros ajenos a la Sanidad del Gobierno Foral (CUN, San Miguel, etc.). Esta partida ha de ser enorme y, aunque, repito, no aparecen en el listado de partidas a recortar, comienzan a tomar medidas que se están reflejando en incremento del tiempo de espera para consultas e intervenciones. Pero relacionado con esto sí que plantearía el que las cuentas de los hospitales se presenten de tal forma que pueda verse con claridad si son competitivos o no. Me explico. Si como ingresos establecemos el precio de las intervenciones a precio que nos cobran las entidades a las que derivamos determinadas asistencias y de ahí deducimos los gastos, el resultado, si es positivo, indicará que tenemos superávit y si es negativo indicará que esos otros centros privados son más eficientes (pues no creo que pierdan dinero) que los públicos, con lo que ya tenemos un punto de referencia, cosa que, actualmente, salvo que esas cuentas se confeccionen de esta forma y no se publiquen, no permiten establecer esos criterios de control. Aquí quizá tendría que decir algo la Cámara de Comtos.
Como puede verse, con independencia de que se compartan o no los criterios expuestos, las propuestas que se hacen son de mejora de gestión pura y dura. Dichas propuestas u otras similares alguien tendrá que aplicarlas si no queremos que todo el sistema se nos vaya al garete. Como punto final, habría que establecer ya un sistema de copago aunque sea testimonial (se que no es político, pero ahora hay que ser gestor por encima de todo) ya que es una medida disuasoria, pues ya se sabe que de lo gratis….
En cualquier empresa privada los responsables tienen que estar constantemente estudiando nuevos sistemas de gestión, compras, organización etc. para ser competitivos y poder obtener resultados positivos para su empresa.
En la cosa pública en gran medida no sucede así puesto que no existe la competencia y nadie les exige resultados, por tanto, lo que se hace siempre está bien hecho y, por tanto, las medidas de mejora se van haciendo muy lentamente y, cuando se avecina el desastre, tenemos que tomar medidas indiscriminadas y a toda velocidad, lo cual no es bueno. De la serie de medidas de contención del gasto anunciadas, voy a comentar algunas sobre el recorte sanitario, que es, además, uno de los sectores en los que el importe es más elevado.
Receta electrónica. En las medidas de recorte del gasto se dice “ampliar la implantación de la receta electrónica, que de momento se está ensayando en una zona básica de salud”. En primer lugar manifestar que se ha demorado la puesta en marcha de la receta electrónica (que supone un ahorro importantísimo ) la friolera de 17 años. Que por fin, en junio de 2008 se anunció la puesta en marcha en un centro piloto para 2009. Que la puesta en marcha en el centro piloto se inició el 24 de mayo de 2010, es decir con un año de retraso, y a finales del 2012 está prevista la implantación en toda Navarra de forma efectiva. Hagan cálculos, multipliquen el ahorro anual (impresos, información, almacenamiento, gestión de farmacias….) por 21,5 años (17 en tomar la decisión más 4,5 de puesta en marcha) y nos dará una bonita cantidad.
Tarjeta sanitaria. El día 30 de septiembre aparecía también en la prensa que Salud, para ahorrar gastos, iba a eliminar la fecha de caducidad de las Tarjetas Sanitarias para así no renovarlas cada dos años y ahorrar dinero. Pues les voy a dar una idea para ahorrar más. Pueden eliminar del todo la tarjeta sanitaria y utilizar el DNI para acceder a los servicios sanitarios. Hoy en día en que todos los datos están en línea, se accede al historial con el DNI y nos evitamos llevar otra tarjeta más en la cartera. Otra posibilidad es llevar la Tarjeta Sanitaria en el móvil que puede salir casi gratis.
Prescripción de fármacos más baratos. Medida elemental que había que haber tomado hace años, pero que, como no hay nadie que te apriete (ni competencia, ni mercado) sólo se toman medidas cuando todo está podrido. Si en su día se hubiese implantado la receta electrónica sabríamos exactamente lo que gasta en medicamentos cada paciente y cuánto y de qué laboratorios receta cada médico y así se podrían haber ido tomando decisiones.
Prestaciones farmacéuticas. Esta es la partida más importante (157.797.105€) sobre la que se pretende realizar ajustes y, supongo, abarca todo el gasto de medicamentos suministrado por las farmacias, por lo que es en este capítulo en el que hay que centrarse en proponer mejoras, y la que se comenta de aplazar el pago de las medicinas es pasarle el “muerto” de la financiación a las farmacias y además sólo posponemos el pago, no lo eliminamos. Así pues, lo que voy a plantear significa un cambio total del sistema actual.
Si Salud receta medicinas que ella las paga, ¿por qué no las pueden entregar en los Centros de Salud directamente sin pasar por las farmacias y así nos ahorramos gran parte del margen que cargan las mismas?. Sé que lo que digo es muy fuerte y que rompe con intereses, tradiciones, etc. pero hay que tomar decisiones importantes cuando los problemas son más que importantes. Precisamente estos días venía en la prensa las instalaciones que tiene Nafarco para suministrar a las farmacias. Esa misma empresa podría enviar los medicamentos recetados a cada paciente al Centro de Salud, estableciéndose un sistema de pago que no generase movimiento de dinero en efectivo. También el implantar ese sistema podría permitir el avanzar en que se pueda entregar a cada paciente la cantidad prescrita y no una caja de la que se desperdicia una cantidad importante. Así pues los laboratorios enviarían a Nafarco (por poner un nombre concreto) los medicamentos sin envasar (ahorro de envases) y ellos prepararían el envío personalizado a cada paciente.
Entonces ¿nos cargamos las farmacias? ¿y la labor del farmacéutico?. Pues evidentemente todo eso hay que tenerlo en cuenta pues la medida, como se ve, es rompedora, pero tampoco tanto, pues en otros sectores ya ha pasado algo de lo mismo.
La implantación de Centros Comerciales, con el consiguiente cambio en los hábitos de consumo, ha hecho que estén desapareciendo anualmente miles de pequeños comercios, y los que los hemos hecho desaparecer hemos sido los clientes que vamos al CC porque pensamos que nos sale más barato, hay mayor oferta, etc., aunque para ello tengamos que desplazarnos unos kilómetros. De la misma forma cada vez compramos más por Internet pues nos sale más barato, aunque con ello contribuyamos a que desaparezcan comercios de nuestra ciudad. En definitiva cada uno vamos a lo nuestro. Pues a lo suyo, o sea, a lo nuestro, tendría que ir Salud del Gobierno de Navarra al intentar prescindir de las farmacias (tranquilos que no me van a hacer caso) y entregar los medicamentos que ellos en gran parte, o en su totalidad pagan, en los Centros de Salud. En el caso que nos ocupa (en Navarra existían al 31/12/2008 un total de 583 farmacias) esta medida haría que pudiesen desaparecer o reconvertirse una cantidad importante de las mismas, pero en definitiva es un comercio (con características algo diferentes al resto) al que le tocaría pasar ahora lo que otros llevan tiempo sufriendo. Evidentemente al usuario final le es más cómodo recoger las medicinas en la farmacia de al lado, pero si lo quiere hacer así tendría que pagarlo, pues en el sistema se podría optar a retirarlo en los Centros de Salud sin cargo adicional o en la farmacia que elija con el consiguiente recargo.
Suponiendo que con este sistema ahorrásemos un 10% (que no lo veo descabellado) del total de esta partida, nos llevaría a un ahorro de casi 16 millones de euros anuales.
Asistencia sanitaria. El costo de la asistencia en los hospitales de Navarra no figura en el listado de partidas a ajustar y sí que figura la reducción de la derivación a centros ajenos a la Sanidad del Gobierno Foral (CUN, San Miguel, etc.). Esta partida ha de ser enorme y, aunque, repito, no aparecen en el listado de partidas a recortar, comienzan a tomar medidas que se están reflejando en incremento del tiempo de espera para consultas e intervenciones. Pero relacionado con esto sí que plantearía el que las cuentas de los hospitales se presenten de tal forma que pueda verse con claridad si son competitivos o no. Me explico. Si como ingresos establecemos el precio de las intervenciones a precio que nos cobran las entidades a las que derivamos determinadas asistencias y de ahí deducimos los gastos, el resultado, si es positivo, indicará que tenemos superávit y si es negativo indicará que esos otros centros privados son más eficientes (pues no creo que pierdan dinero) que los públicos, con lo que ya tenemos un punto de referencia, cosa que, actualmente, salvo que esas cuentas se confeccionen de esta forma y no se publiquen, no permiten establecer esos criterios de control. Aquí quizá tendría que decir algo la Cámara de Comtos.
Como puede verse, con independencia de que se compartan o no los criterios expuestos, las propuestas que se hacen son de mejora de gestión pura y dura. Dichas propuestas u otras similares alguien tendrá que aplicarlas si no queremos que todo el sistema se nos vaya al garete. Como punto final, habría que establecer ya un sistema de copago aunque sea testimonial (se que no es político, pero ahora hay que ser gestor por encima de todo) ya que es una medida disuasoria, pues ya se sabe que de lo gratis….
sábado, 4 de junio de 2011
El soborno es cosa de dos
El domingo 29 de mayo publicaba Diario de Navarra los resultados de un estudio realizado por una de las consultoras líderes, americana -por supuesto- sobre el soborno y su grado de aceptación por los directivos.
En el mencionado estudio se constata que el 90% de los directivos justifica el soborno o los regalos con el fin de cerrar un negocio.
Pero al parecer sólo hablan del soborno en un sentido, o sea lo que se “engrasa” a terceras personas para que nos adjudiquen los pedidos de las empresas a quienes representan. Pero la empresa que “engrasa” a otros también es “engrasada” por sus proveedores, y de esto no se si habla ese estudio.
Bueno es saber esos porcentajes, pero la realidad hace años que nos indicaba que íbamos cerca de esas cifras. El soborno se practica cuando se mueven grandes cantidades de dinero y la decisión de compra está en una mano.
Pongamos un ejemplo de una gran empresa que tenga 6 fábricas. La empresa dice que, para negociar con fuerza ante los proveedores, es preciso crear un departamento central de compras, que, en buena lógica, obtendrá mejores precios y condiciones de compra que si negocia cada una de las 6 fábricas por separado. Vale, pero ahora viene la realidad. Para empezar se crea una estructura para ese departamento de compras que ya es un coste de estructura. Los que compran están alejados de la realidad de las fábricas y sólo miran precios y les trae sin cuidado otras condiciones que la fábrica consideraría importantes si fuese ella la que pudiese negociar. El proveedor lo tiene claro, al que hay que “engrasar” es al responsable de compras, pues una decisión suya en el sentido de adjudicarnos un pedido nos puede salvar el ejercicio, puestos de trabajo, etc., por tanto hará todo lo posible por llevarse el gato al agua con todos los medios a su alcance, además se justificará con el consabido “si yo no lo hago lo va a hacer la competencia”. Así pues, una vez adjudicado el pedido a esa gran compañía, muchas veces esta no fabrica el producto que vende, o no lo hace en su totalidad, por lo que subcontrata la parte del producto que le hace falta y, normalmente, no tiene escrúpulos en apretarle las tuercas hasta el límite a su proveedor. Así pues el único que gana es el gran proveedor, que en connivencia con el gran comprador manejan los precios y se reparten las ganancias, dejando las migajas para el pequeño empresario que es el que realmente produce en muchos de los casos.
Por el contrario si cada fábrica negocia por su cuenta la cifra del pedido se divide por 6, por tanto hay más posibilidades de que se presenten proveedores más pequeños pues las cifras a suministrar estarán a su alcance. El ser más pequeño, contra toda la teoría de las economías de escala en las que no he creído nunca, no hace que seas menos competitivo que los grandes, y, sin embargo evita en gran parte el soborno, pues al no ser cantidades exorbitadas, el posible soborno se puede reducir a una buena comida, unas entradas para el Madrid - Barcelona y poca cosa más.
Consciente de este problema, sé que una consultora diseñó en la primera empresa que he citado más arriba un sistema que definía el departamento central de compras como un suministrador de las fábricas, y las fábricas podían comprar a su departamento central o directamente a otros proveedores que cumpliese las normas de calidad, etc. definidas por la empresa. Es decir, les ponía en competencia al departamento central con cualquier proveedor externo. Si las fábricas conseguían contactar con un proveedor que les suministraba con la calidad, plazo, etc. y un mejor precio lo comunicaban a la central y esta lo podía hacer proveedor nacional o no. Si no lo hacía, la fábrica podía comprar por su cuenta a dicho proveedor. Lo lógico hubiese sido que las fábricas hiciesen las compras siempre al departamento central, pues manejando los pedidos totales de la empresa tenían que haber cotizado siempre los mejores precios a sus fábricas. Bueno, pues en muchos casos ganaba la central, pero en otros muchos la balanza se decantaba a favor de la fábrica. Por tanto ya me dirán dónde se quedaba la diferencia. Evidentemente el proyecto de reestructuración de las compras no se puso en marcha en dicha empresa, ya pueden adivinar por qué.
Por lo que, deduzco, que para minimizar el soborno -que no evitarlo- es cuestión de que la cantidad que se dirime no sea exageradamente alta pues en tal caso nada se puede hacer.
La harinera que suministra una tonelada al mes a una panadería no tiene la tentación de sobornar a su cliente. Lo que me hace pensar que quizá los pequeños no utilizan el soborno no porque estén contra él, sino porque no han alcanzado el volumen de ventas que les pueda poner en el disparadero de contemplar el soborno como una necesidad empresarial.
En el mencionado estudio se constata que el 90% de los directivos justifica el soborno o los regalos con el fin de cerrar un negocio.
Pero al parecer sólo hablan del soborno en un sentido, o sea lo que se “engrasa” a terceras personas para que nos adjudiquen los pedidos de las empresas a quienes representan. Pero la empresa que “engrasa” a otros también es “engrasada” por sus proveedores, y de esto no se si habla ese estudio.
Bueno es saber esos porcentajes, pero la realidad hace años que nos indicaba que íbamos cerca de esas cifras. El soborno se practica cuando se mueven grandes cantidades de dinero y la decisión de compra está en una mano.
Pongamos un ejemplo de una gran empresa que tenga 6 fábricas. La empresa dice que, para negociar con fuerza ante los proveedores, es preciso crear un departamento central de compras, que, en buena lógica, obtendrá mejores precios y condiciones de compra que si negocia cada una de las 6 fábricas por separado. Vale, pero ahora viene la realidad. Para empezar se crea una estructura para ese departamento de compras que ya es un coste de estructura. Los que compran están alejados de la realidad de las fábricas y sólo miran precios y les trae sin cuidado otras condiciones que la fábrica consideraría importantes si fuese ella la que pudiese negociar. El proveedor lo tiene claro, al que hay que “engrasar” es al responsable de compras, pues una decisión suya en el sentido de adjudicarnos un pedido nos puede salvar el ejercicio, puestos de trabajo, etc., por tanto hará todo lo posible por llevarse el gato al agua con todos los medios a su alcance, además se justificará con el consabido “si yo no lo hago lo va a hacer la competencia”. Así pues, una vez adjudicado el pedido a esa gran compañía, muchas veces esta no fabrica el producto que vende, o no lo hace en su totalidad, por lo que subcontrata la parte del producto que le hace falta y, normalmente, no tiene escrúpulos en apretarle las tuercas hasta el límite a su proveedor. Así pues el único que gana es el gran proveedor, que en connivencia con el gran comprador manejan los precios y se reparten las ganancias, dejando las migajas para el pequeño empresario que es el que realmente produce en muchos de los casos.
Por el contrario si cada fábrica negocia por su cuenta la cifra del pedido se divide por 6, por tanto hay más posibilidades de que se presenten proveedores más pequeños pues las cifras a suministrar estarán a su alcance. El ser más pequeño, contra toda la teoría de las economías de escala en las que no he creído nunca, no hace que seas menos competitivo que los grandes, y, sin embargo evita en gran parte el soborno, pues al no ser cantidades exorbitadas, el posible soborno se puede reducir a una buena comida, unas entradas para el Madrid - Barcelona y poca cosa más.
Consciente de este problema, sé que una consultora diseñó en la primera empresa que he citado más arriba un sistema que definía el departamento central de compras como un suministrador de las fábricas, y las fábricas podían comprar a su departamento central o directamente a otros proveedores que cumpliese las normas de calidad, etc. definidas por la empresa. Es decir, les ponía en competencia al departamento central con cualquier proveedor externo. Si las fábricas conseguían contactar con un proveedor que les suministraba con la calidad, plazo, etc. y un mejor precio lo comunicaban a la central y esta lo podía hacer proveedor nacional o no. Si no lo hacía, la fábrica podía comprar por su cuenta a dicho proveedor. Lo lógico hubiese sido que las fábricas hiciesen las compras siempre al departamento central, pues manejando los pedidos totales de la empresa tenían que haber cotizado siempre los mejores precios a sus fábricas. Bueno, pues en muchos casos ganaba la central, pero en otros muchos la balanza se decantaba a favor de la fábrica. Por tanto ya me dirán dónde se quedaba la diferencia. Evidentemente el proyecto de reestructuración de las compras no se puso en marcha en dicha empresa, ya pueden adivinar por qué.
Por lo que, deduzco, que para minimizar el soborno -que no evitarlo- es cuestión de que la cantidad que se dirime no sea exageradamente alta pues en tal caso nada se puede hacer.
La harinera que suministra una tonelada al mes a una panadería no tiene la tentación de sobornar a su cliente. Lo que me hace pensar que quizá los pequeños no utilizan el soborno no porque estén contra él, sino porque no han alcanzado el volumen de ventas que les pueda poner en el disparadero de contemplar el soborno como una necesidad empresarial.
lunes, 30 de mayo de 2011
¿Quién paga las multas de las compañías eléctricas?
ENDESA. Actitud azul. Quienes creen que las cosas pueden hacerse son quienes logran hacerlas. Y con ellas compartimos una misma actitud, la Actitud Azul, la actitud de hacer que las cosas sean posibles. (publicidad 29 may. 11).
Esta empresa – Endesa- tan etérea en su publicidad, junto con Iberdrola, E.On España, Gas Natural Fenosa, Hidroeléctrica del Cantábrico y la patronal Unesa, han sido sancionadas por la Comisión de la Competencia, con una multa de 61 millones de euros por obstaculizar el cambio de compañía, y tratar de fijar precios a los grandes clientes. De esos 61 millones le corresponden 26 millones a Endesa (la de la Actitud Azul) y 21,6 millones a Iberdrola (que no se qué actitud tendrá después de la sanción).
Casualmente al día siguiente, 15 de mayo en un diario nacional venía un artículo de Jeffrey D. Sachs, profesor de economía de la Universidad de Columbia y asesor de Naciones Unidas, con el título de “Oleada de crímenes corporativos”.
En dicho artículo señala que “Cuando las empresas son multadas por malversación, sus accionistas, no sus directores ejecutivos, pagan el precio”, y que “Incluso cuando las firmas pagan mega-multas, sus directores ejecutivos permanecen en sus puestos. Los accionistas se encuentran tan dispersos y faltos de poder que ejercen poco control sobre la gestión”.
Siguiendo con el tema, creo que el 23 de mayo, Juan M. de Prada, que supongo no es sospechoso de nada perverso, comentaba en su artículo “Plutocracia” que una de las principales compañías eléctricas españolas había tenido un beneficio neto en el primer trimestre del año de 1.000 millones de euros (10% más que en el mismo período del año anterior) y otra había cerrado el ejercicio anterior con un beneficio de 4.100 millones (un 20% más que el ejercicio anterior), y que, al mismo tiempo, el consejero delegado de ésta última reclamaba al Gobierno una subida en la tarifa de acceso de entre el 15 y el 20%, que se traduciría en una subida del recibo entre el 7,5 y el 10%.
Pero de todo el artículo, que no tiene desperdicio, me quedo con “De donde hemos de inferir, necesariamente, que el deterioro constante de nuestra economía real es proporcional a la creciente lozanía de las grandes corporaciones; y que todas las medidas que hasta la fecha han impulsado los gobiernos no tienen otro objeto que detraer el dinero de la economía real para engrosar las cuentas de resultados de las grandes corporaciones” y, finalmente que “la propaganda oficial se desvive por convencer a la pobre gente expoliada de que las privaciones y sacrificios que ahora se le exigen redundarán en su beneficio”
Dejando las empresas eléctricas, estos días también se nos ha descolgado Telefónica con que quiere hacer un ERE de, creo recordar, unos 6.500 trabajadores y que por tanto, una parte la paguemos todos lo españoles.
Estos dos sectores (telefonía y electricidad) son de los que más reclamaciones tienen por parte de los clientes. Y es que estamos totalmente en sus manos. Teóricamente la tan cacareada libertad de precios que iba a hacer que pudiésemos contratar con la empresa que nos vendiese más barato y con mejor servicio se ha quedado en nada. Salvo las empresas importantes que pueden tener gente dedicada a controlar las facturas de esas empresas, yo preguntaría a los ciudadanos normales (que somos en conjunto el mayor cliente de ellos pero, eso sí, estamos desperdigados), quién sabe qué tipo de contrato tiene y en qué condiciones, si hay otros mejores que han salido posteriormente o qué. Solo un ciudadano normal consigue bajar su recibo de teléfono cuando se entera por el vecino que él paga menos, entonces llamas a la compañía y te dicen que, casualmente, acaba de salir una oferta más ventajosa y que te pueden cambiar el contrato, y así sigues hasta que al tiempo un vecino, en el ascensor, te dice lo propio y vuelta a lo mismo.
Ahora le toca el turno a la factura de la electricidad la cual, desde tiempo inmemorial, ha sido indescifrable para el ciudadano corriente. Horas punta, horas valle, nocturnas, potencia instalada, reactiva, término de potencia..…no la entienden ni los presidentes de dichas compañías. Pero, ojo, ahora nos vienen las nuevas tarifas de las que sólo me suena la de último recurso y me niego a enterarme de más, pues creo que hay cosas más interesantes que hacer. Así que, pagaremos lo que quieran porque los ciudadanos normales estamos en sus manos.
Entre tanto unas empresas tienen Actitud Azul y otras fichan a Vicente del Bosque, con el único objetivo de mostrar imagen que es lo que vende. Supongo que los métodos de sus jefes no le gustarán a del Bosque, pero yo le aconsejaría que se aproveche de ellos y reciba la remuneración que le den con toda tranquilidad. La pagaremos en nuestras facturas pero en este caso, al menos yo, lo haré con agrado.
Esta empresa – Endesa- tan etérea en su publicidad, junto con Iberdrola, E.On España, Gas Natural Fenosa, Hidroeléctrica del Cantábrico y la patronal Unesa, han sido sancionadas por la Comisión de la Competencia, con una multa de 61 millones de euros por obstaculizar el cambio de compañía, y tratar de fijar precios a los grandes clientes. De esos 61 millones le corresponden 26 millones a Endesa (la de la Actitud Azul) y 21,6 millones a Iberdrola (que no se qué actitud tendrá después de la sanción).
Casualmente al día siguiente, 15 de mayo en un diario nacional venía un artículo de Jeffrey D. Sachs, profesor de economía de la Universidad de Columbia y asesor de Naciones Unidas, con el título de “Oleada de crímenes corporativos”.
En dicho artículo señala que “Cuando las empresas son multadas por malversación, sus accionistas, no sus directores ejecutivos, pagan el precio”, y que “Incluso cuando las firmas pagan mega-multas, sus directores ejecutivos permanecen en sus puestos. Los accionistas se encuentran tan dispersos y faltos de poder que ejercen poco control sobre la gestión”.
Siguiendo con el tema, creo que el 23 de mayo, Juan M. de Prada, que supongo no es sospechoso de nada perverso, comentaba en su artículo “Plutocracia” que una de las principales compañías eléctricas españolas había tenido un beneficio neto en el primer trimestre del año de 1.000 millones de euros (10% más que en el mismo período del año anterior) y otra había cerrado el ejercicio anterior con un beneficio de 4.100 millones (un 20% más que el ejercicio anterior), y que, al mismo tiempo, el consejero delegado de ésta última reclamaba al Gobierno una subida en la tarifa de acceso de entre el 15 y el 20%, que se traduciría en una subida del recibo entre el 7,5 y el 10%.
Pero de todo el artículo, que no tiene desperdicio, me quedo con “De donde hemos de inferir, necesariamente, que el deterioro constante de nuestra economía real es proporcional a la creciente lozanía de las grandes corporaciones; y que todas las medidas que hasta la fecha han impulsado los gobiernos no tienen otro objeto que detraer el dinero de la economía real para engrosar las cuentas de resultados de las grandes corporaciones” y, finalmente que “la propaganda oficial se desvive por convencer a la pobre gente expoliada de que las privaciones y sacrificios que ahora se le exigen redundarán en su beneficio”
Dejando las empresas eléctricas, estos días también se nos ha descolgado Telefónica con que quiere hacer un ERE de, creo recordar, unos 6.500 trabajadores y que por tanto, una parte la paguemos todos lo españoles.
Estos dos sectores (telefonía y electricidad) son de los que más reclamaciones tienen por parte de los clientes. Y es que estamos totalmente en sus manos. Teóricamente la tan cacareada libertad de precios que iba a hacer que pudiésemos contratar con la empresa que nos vendiese más barato y con mejor servicio se ha quedado en nada. Salvo las empresas importantes que pueden tener gente dedicada a controlar las facturas de esas empresas, yo preguntaría a los ciudadanos normales (que somos en conjunto el mayor cliente de ellos pero, eso sí, estamos desperdigados), quién sabe qué tipo de contrato tiene y en qué condiciones, si hay otros mejores que han salido posteriormente o qué. Solo un ciudadano normal consigue bajar su recibo de teléfono cuando se entera por el vecino que él paga menos, entonces llamas a la compañía y te dicen que, casualmente, acaba de salir una oferta más ventajosa y que te pueden cambiar el contrato, y así sigues hasta que al tiempo un vecino, en el ascensor, te dice lo propio y vuelta a lo mismo.
Ahora le toca el turno a la factura de la electricidad la cual, desde tiempo inmemorial, ha sido indescifrable para el ciudadano corriente. Horas punta, horas valle, nocturnas, potencia instalada, reactiva, término de potencia..…no la entienden ni los presidentes de dichas compañías. Pero, ojo, ahora nos vienen las nuevas tarifas de las que sólo me suena la de último recurso y me niego a enterarme de más, pues creo que hay cosas más interesantes que hacer. Así que, pagaremos lo que quieran porque los ciudadanos normales estamos en sus manos.
Entre tanto unas empresas tienen Actitud Azul y otras fichan a Vicente del Bosque, con el único objetivo de mostrar imagen que es lo que vende. Supongo que los métodos de sus jefes no le gustarán a del Bosque, pero yo le aconsejaría que se aproveche de ellos y reciba la remuneración que le den con toda tranquilidad. La pagaremos en nuestras facturas pero en este caso, al menos yo, lo haré con agrado.
martes, 10 de mayo de 2011
Los banqueros no tienen corazón
Siempre se ha dicho, y más últimamente a raíz de la crisis que nos ocupa, que “LOS BANCOS NO TIENEN CORAZÓN”. Claro que los Bancos no tienen corazón, como tampoco lo tiene un paquete de folios, un lienzo, un piano….. El corazón y el alma se lo incorporan las personas que escriben o pintan sobre esos soportes y las que luego, leyendo las partituras, interpretan al piano lo que las primeras han creado. La literatura, la música, el arte, es, entre otras cosas, lo que hace que seamos más humanos.
En el caso de los Bancos, parece ser que los altos directivos no están por la labor de hacer que sus organizaciones tengan corazón, a juzgar por cómo actúan.
Los sueldos escandalosos de muchos de sus directivos. Los objetivos de beneficios a corto plazo teóricamente demandados por los accionistas y que hacen correr riesgos innecesarios sólo por ambición. Las reestructuraciones de plantillas a pesar de que “el principal activo es el personal”. Las presiones a los Gobiernos para que adopten medidas para salvarles, pues si se hunden ellos (los demás les importa un bledo), va a venir el fin del mundo. Los beneficios extraordinarios que tienen procedentes de países en los que pueden imponer sus leyes (Sudamérica es un caso concreto). La marginación total de los verdaderos accionistas (Vd., yo, y millones más), porque los que mandan lo hacen con unos porcentajes mínimos del capital y el resto estamos dispersos. La también marginación de sus empleados, convertidos cada vez más en meros operarios sin poder alguno de decisión pero con la obligación de dar la cara ante el cliente. El desinterés total por el cliente que es el que les da de comer, cortando créditos y lo que haga falta, aún a sabiendas de los problemas humanos que pueden ocasionar y que en gran parte ellos han provocado.
Podría seguir enumerando prácticas que hacen los Bancos (me refiero sobre todo a los grandes y otros menos grandes, próximos a nosotros, pero con delirios de grandeza), y que de humanas no tienen nada; sólo buscan el beneficio desmedido y el poder para sus dirigentes. Por todo ello llego a la conclusión de que son “Los banqueros los que no tienen corazón” y no los Bancos.
Entre los que están escribiendo sobre estos temas, hay infinidad de personalidades, incluidas premios Nobel que dicen que los responsables de esta crisis no se pueden ir “de rositas”, sin embargo, y esto también lo reconocen todos, se van a ir, y aún es más, si hay que reformar algo del sistema financiero lo van a hacer ellos; ni Vd. ni yo, con lo que ya verán lo que va a cambiar.
Los islandeses son los únicos que están saliendo respondones y eso no gusta a los poderosos, que evitan dar publicidad al tema.
Y nosotros qué podemos hacer?. Muy fácil, tenemos una solución que está en nuestras manos, y es la de pasar nuestro dinero a los Bancos (alguno habrá) que hayan demostrado que tienen corazón. Poco a poco, sin prisas, pero sin pausa, para no crear un pánico que se pueda volver en nuestra contra. Ya verían cómo iban a cambiar las cosas de manera inmediata, pues estas medidas son las únicas que entienden. Los Bancos son meros intermediarios cuya materia prima es nuestro dinero, y si no se lo damos ya me dirán con qué van a negociar. Por supuesto que mucho del dinero que tienen es de las grandes empresas, fondos de inversión, etc., pero la mayoría es de multitud de clientes anónimos que no cuentan para nada salvo para sacarles el máximo provecho posible. Vean Vds. cómo están actuando los Bancos subiendo comisiones e inventándose otras para poder mantener beneficios. Esos Bancos “con corazón” pueden ser muchos de los actuales, normalmente pequeños, que se han limitado a ejercer su función “a la antigua” y que no han contribuido al derrumbe actual de la economía. Y si finalmente se hunde el mundo, al quebrar todo o parte del sistema financiero, no nos asustemos, igual es la mejor solución. El desarrollo de los países ha venido muchas veces después de las guerras. Es la característica de los humanos: construimos, destruimos y volvemos a construir. En la relación con los Bancos no todo es dinero, los clientes demandan cariño y humanidad y eso se lo dan los empleados de los Bancos, no los Bancos como institución, que, por el contrario, cada vez recortan más las plantillas. No hace falta más que observar cómo mucha gente mayor le cuenta sus penas al empleado de turno, que normalmente le atiende con cariño y paciencia, pero eso el Banco no lo valora, pues lo que le interesa es ganar el máximo a costa de lo que sea, y puede que, a la larga, sea a costa de su propia existencia. Un Banco con criterios humanos, y por tanto, con corazón, no creo fuese menos rentable que uno frío y calculador como los que dirigen el mundo actualmente, pero seguro sería más agradable.
En el caso de los Bancos, parece ser que los altos directivos no están por la labor de hacer que sus organizaciones tengan corazón, a juzgar por cómo actúan.
Los sueldos escandalosos de muchos de sus directivos. Los objetivos de beneficios a corto plazo teóricamente demandados por los accionistas y que hacen correr riesgos innecesarios sólo por ambición. Las reestructuraciones de plantillas a pesar de que “el principal activo es el personal”. Las presiones a los Gobiernos para que adopten medidas para salvarles, pues si se hunden ellos (los demás les importa un bledo), va a venir el fin del mundo. Los beneficios extraordinarios que tienen procedentes de países en los que pueden imponer sus leyes (Sudamérica es un caso concreto). La marginación total de los verdaderos accionistas (Vd., yo, y millones más), porque los que mandan lo hacen con unos porcentajes mínimos del capital y el resto estamos dispersos. La también marginación de sus empleados, convertidos cada vez más en meros operarios sin poder alguno de decisión pero con la obligación de dar la cara ante el cliente. El desinterés total por el cliente que es el que les da de comer, cortando créditos y lo que haga falta, aún a sabiendas de los problemas humanos que pueden ocasionar y que en gran parte ellos han provocado.
Podría seguir enumerando prácticas que hacen los Bancos (me refiero sobre todo a los grandes y otros menos grandes, próximos a nosotros, pero con delirios de grandeza), y que de humanas no tienen nada; sólo buscan el beneficio desmedido y el poder para sus dirigentes. Por todo ello llego a la conclusión de que son “Los banqueros los que no tienen corazón” y no los Bancos.
Entre los que están escribiendo sobre estos temas, hay infinidad de personalidades, incluidas premios Nobel que dicen que los responsables de esta crisis no se pueden ir “de rositas”, sin embargo, y esto también lo reconocen todos, se van a ir, y aún es más, si hay que reformar algo del sistema financiero lo van a hacer ellos; ni Vd. ni yo, con lo que ya verán lo que va a cambiar.
Los islandeses son los únicos que están saliendo respondones y eso no gusta a los poderosos, que evitan dar publicidad al tema.
Y nosotros qué podemos hacer?. Muy fácil, tenemos una solución que está en nuestras manos, y es la de pasar nuestro dinero a los Bancos (alguno habrá) que hayan demostrado que tienen corazón. Poco a poco, sin prisas, pero sin pausa, para no crear un pánico que se pueda volver en nuestra contra. Ya verían cómo iban a cambiar las cosas de manera inmediata, pues estas medidas son las únicas que entienden. Los Bancos son meros intermediarios cuya materia prima es nuestro dinero, y si no se lo damos ya me dirán con qué van a negociar. Por supuesto que mucho del dinero que tienen es de las grandes empresas, fondos de inversión, etc., pero la mayoría es de multitud de clientes anónimos que no cuentan para nada salvo para sacarles el máximo provecho posible. Vean Vds. cómo están actuando los Bancos subiendo comisiones e inventándose otras para poder mantener beneficios. Esos Bancos “con corazón” pueden ser muchos de los actuales, normalmente pequeños, que se han limitado a ejercer su función “a la antigua” y que no han contribuido al derrumbe actual de la economía. Y si finalmente se hunde el mundo, al quebrar todo o parte del sistema financiero, no nos asustemos, igual es la mejor solución. El desarrollo de los países ha venido muchas veces después de las guerras. Es la característica de los humanos: construimos, destruimos y volvemos a construir. En la relación con los Bancos no todo es dinero, los clientes demandan cariño y humanidad y eso se lo dan los empleados de los Bancos, no los Bancos como institución, que, por el contrario, cada vez recortan más las plantillas. No hace falta más que observar cómo mucha gente mayor le cuenta sus penas al empleado de turno, que normalmente le atiende con cariño y paciencia, pero eso el Banco no lo valora, pues lo que le interesa es ganar el máximo a costa de lo que sea, y puede que, a la larga, sea a costa de su propia existencia. Un Banco con criterios humanos, y por tanto, con corazón, no creo fuese menos rentable que uno frío y calculador como los que dirigen el mundo actualmente, pero seguro sería más agradable.
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