ENDESA. Actitud azul. Quienes creen que las cosas pueden hacerse son quienes logran hacerlas. Y con ellas compartimos una misma actitud, la Actitud Azul, la actitud de hacer que las cosas sean posibles. (publicidad 29 may. 11).
Esta empresa – Endesa- tan etérea en su publicidad, junto con Iberdrola, E.On España, Gas Natural Fenosa, Hidroeléctrica del Cantábrico y la patronal Unesa, han sido sancionadas por la Comisión de la Competencia, con una multa de 61 millones de euros por obstaculizar el cambio de compañía, y tratar de fijar precios a los grandes clientes. De esos 61 millones le corresponden 26 millones a Endesa (la de la Actitud Azul) y 21,6 millones a Iberdrola (que no se qué actitud tendrá después de la sanción).
Casualmente al día siguiente, 15 de mayo en un diario nacional venía un artículo de Jeffrey D. Sachs, profesor de economía de la Universidad de Columbia y asesor de Naciones Unidas, con el título de “Oleada de crímenes corporativos”.
En dicho artículo señala que “Cuando las empresas son multadas por malversación, sus accionistas, no sus directores ejecutivos, pagan el precio”, y que “Incluso cuando las firmas pagan mega-multas, sus directores ejecutivos permanecen en sus puestos. Los accionistas se encuentran tan dispersos y faltos de poder que ejercen poco control sobre la gestión”.
Siguiendo con el tema, creo que el 23 de mayo, Juan M. de Prada, que supongo no es sospechoso de nada perverso, comentaba en su artículo “Plutocracia” que una de las principales compañías eléctricas españolas había tenido un beneficio neto en el primer trimestre del año de 1.000 millones de euros (10% más que en el mismo período del año anterior) y otra había cerrado el ejercicio anterior con un beneficio de 4.100 millones (un 20% más que el ejercicio anterior), y que, al mismo tiempo, el consejero delegado de ésta última reclamaba al Gobierno una subida en la tarifa de acceso de entre el 15 y el 20%, que se traduciría en una subida del recibo entre el 7,5 y el 10%.
Pero de todo el artículo, que no tiene desperdicio, me quedo con “De donde hemos de inferir, necesariamente, que el deterioro constante de nuestra economía real es proporcional a la creciente lozanía de las grandes corporaciones; y que todas las medidas que hasta la fecha han impulsado los gobiernos no tienen otro objeto que detraer el dinero de la economía real para engrosar las cuentas de resultados de las grandes corporaciones” y, finalmente que “la propaganda oficial se desvive por convencer a la pobre gente expoliada de que las privaciones y sacrificios que ahora se le exigen redundarán en su beneficio”
Dejando las empresas eléctricas, estos días también se nos ha descolgado Telefónica con que quiere hacer un ERE de, creo recordar, unos 6.500 trabajadores y que por tanto, una parte la paguemos todos lo españoles.
Estos dos sectores (telefonía y electricidad) son de los que más reclamaciones tienen por parte de los clientes. Y es que estamos totalmente en sus manos. Teóricamente la tan cacareada libertad de precios que iba a hacer que pudiésemos contratar con la empresa que nos vendiese más barato y con mejor servicio se ha quedado en nada. Salvo las empresas importantes que pueden tener gente dedicada a controlar las facturas de esas empresas, yo preguntaría a los ciudadanos normales (que somos en conjunto el mayor cliente de ellos pero, eso sí, estamos desperdigados), quién sabe qué tipo de contrato tiene y en qué condiciones, si hay otros mejores que han salido posteriormente o qué. Solo un ciudadano normal consigue bajar su recibo de teléfono cuando se entera por el vecino que él paga menos, entonces llamas a la compañía y te dicen que, casualmente, acaba de salir una oferta más ventajosa y que te pueden cambiar el contrato, y así sigues hasta que al tiempo un vecino, en el ascensor, te dice lo propio y vuelta a lo mismo.
Ahora le toca el turno a la factura de la electricidad la cual, desde tiempo inmemorial, ha sido indescifrable para el ciudadano corriente. Horas punta, horas valle, nocturnas, potencia instalada, reactiva, término de potencia..…no la entienden ni los presidentes de dichas compañías. Pero, ojo, ahora nos vienen las nuevas tarifas de las que sólo me suena la de último recurso y me niego a enterarme de más, pues creo que hay cosas más interesantes que hacer. Así que, pagaremos lo que quieran porque los ciudadanos normales estamos en sus manos.
Entre tanto unas empresas tienen Actitud Azul y otras fichan a Vicente del Bosque, con el único objetivo de mostrar imagen que es lo que vende. Supongo que los métodos de sus jefes no le gustarán a del Bosque, pero yo le aconsejaría que se aproveche de ellos y reciba la remuneración que le den con toda tranquilidad. La pagaremos en nuestras facturas pero en este caso, al menos yo, lo haré con agrado.
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