“PROYECTO CARACOL”
UNA PROPUESTA DE CONSTRUCCIÓN DE
VIVIENDAS PARA ALQUILAR
La
Constitución Española de 1978, en su artículo 47 dice:
“Todos los españoles tienen derecho
a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán
las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer
efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con
el interés general para impedir la especulación.
La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”
Hasta
la fecha, que yo sepa, sólo hay dos formas de disfrutar de una vivienda: por
compra o en alquiler (al Estado o a particulares)
Pero
las viviendas se edifican sobre un suelo y éste lo promueve el Estado.
En
torno al tema de calificación del suelo se han amasado grandes fortunas y
corrupciones de todo tipo. ¿Cuánto vale que la línea divisoria incluya a mi
finca dentro del suelo urbanizable?
“En realidad el capitalismo no se
desarrolla sino con el desarrollo general de riqueza. De nada sirve que
aumente el valor de los solares. Eso no significa sino que tendrá
que pagar más renta el inquilino y que venderá más caro el comerciante – o sea el promotor o constructor- Lo
que importa, lo único que importa es que aumente y mejore la producción de
cosas necesarias……”. Y dentro de esas cosas necesarias está, entre otras,
la construcción de viviendas, pero no el suelo.
El Sol,
Madrid 17-3-1925
“Se puede hacer individualmente
dinero en aumentar el valor de los solares o de los terrenos. Ello dura lo
que dura, pero no es sino sacar dinero de unos bolsillos para meterlos en
otros y llega siempre un día en que las tierras de labor o los solares
se cotizan en mucho más de lo que valen y puedan rendir”
El Sol, Madrid 31-3-1925
Y esto lo digo yo, sí que son beneficios “llovidos
del cielo”.
Las
dos citas anteriores corresponden a una serie de artículos escritos por Ramiro
de Maeztu y agrupados bajo el título “El
sentido reverencial del dinero”
A
tenor de lo que sucede en España está claro que el Estado no ha conseguido que
los españoles hayan llegado a “disfrutar
de una vivienda digna y adecuada”. Lo de “regular la utilización del suelo para evitar la especulación”
tampoco se ha conseguido.
Por
el contrario sí que se ha conseguido “que
la comunidad participe en las plusvalías que genere la acción urbanística de
los entes públicos”.
Cuando
se vende un piso directo del constructor se paga el valor del suelo, más la
construcción, y al valor total se le aplica el IVA, y a esto se añade el
Notario y Registro.
Cuando
se vende un inmueble de segunda mano se paga el valor total (suelo más
construcción), la plusvalía municipal, Notario y Registro más el Impuesto de
Transmisiones Patrimoniales.
Además
si el vendedor tiene un beneficio también pagará lo que le corresponda en su
declaración anual de IRPF.
Como
puede verse, Hacienda ya se ocupa de gravar la compraventa de pisos
eficientemente y de recaudar todo lo que puede.
Al
final todos estos impuestos y gastos van a cargo del adquirente, pues el
vendedor los incluye en el precio de venta, lo que hace que el valor de los pisos se vaya por las
nubes y con ese montón de impuestos con que se gravan los inmuebles, se lo
ponen más difícil a quien desea adquirir uno. O sea, el Estado es el causante,
en parte, de esos incrementos en los precios de los pisos.
De
acuerdo con lo que dice Ramiro de Maeztu, y que suscribo, el valor del suelo
para edificar no tendría que ser mayor que el valor que tiene como producción,
es decir si lo tengo yermo, no vale nada, si lo tengo cultivado valdría el
equivalente a la renta producida. En resumen, si un terreno se califica como
urbano, habría que pagar lo que produce multiplicado por una cantidad justa,
pero nada más. Así se evitaría que los propietarios de un terreno, sin hacer
nada, sólo por el paso del tiempo, obtuviesen unos beneficios “llovidos del
cielo” que considero como inmorales.
Si
aplicamos esa teoría a los “beneficios llovidos del cielo” a los Bancos, ¿por
qué no a los tenedores de terrenos edificables cuando se realiza la venta?
Si
se aplicase esta teoría, haríamos que los precios de los pisos descendiesen de
forma muy significativa, pues el valor del suelo dentro del precio final, según
zonas, puede representar porcentajes elevadísimos.
Como
hay necesidad de vivienda en alquiler, los distintos Gobiernos dicen que van a acometer
construcción de viviendas a precios asequibles, pero eso no se hace en dos
días.
Por
otra parte, ¿dónde las construimos?, ¿y
si dentro de unos años esa zona se ha desindustrializado (caso de Detroit hace
años), se quedan vacías y hay que construir otras en otro lugar? ¿Entrarán los
okupas?
Por
otra parte cada vez se habla más de las viviendas prefabricadas, de calidad muy
superior a la convencional, rapidez de construcción, mejor precio, etc. pero
tiene truco.
Son
viviendas que, al costo de fabricación que es muy atractivo, hay que añadir:
el costo del terreno con permiso de
edificabilidad, licencia de obras, proyecto visado, estudio topográfico y
geotécnico, conexión de acometidas (luz, agua, gas, aguas negras…), tasas del
Ayuntamiento, contenedor residuos, alta suministros, construcción de la solera
y garaje, y finalmente el transporte y montaje de la vivienda. Y seguro que me
dejo cosas en el camino.
Todo
esto es muy bonito, pero habría que hacer la suma y ver qué cantidad resulta, y
entonces veríamos qué diferencia hay con un piso tradicional. Por otra parte
supondría una edificación en horizontal, lo que implicaría la extensión de
servicios municipales, autobuses, colegios, en definitiva el modelo americano: “con
el coche a todas partes”, lo cual tampoco es “sostenible” (si no coloco esta
palabra tan de moda no me lo perdonaría).
Como
no hay viviendas en alquiler asequibles, estamos viendo que mucha gente vive,
más bien malvive, en caravanas o auto caravanas situadas en parkings, compartiendo
habitaciones de un piso, o simplemente siguen en casa de sus padres, y, estarán
conmigo, eso no es forma de vida.
El
Estado está fracasando sin aportar ideas nuevas para que la gente “tenga derecho a una vivienda digna”
Entonces me planteo, ¿y si las casas
prefabricadas en lugar de ir en el suelo las coloco unas encima de otras, qué
pasa?
De
ahí que se me ocurra hacer una propuesta que no sé si será buena, pero al menos
rompe con lo de siempre y le llamo “PROYECTO
CARACOL” (cada familia se lleva su vivienda a cuestas)
Básicamente
consiste en que el Estado, o la iniciativa privada, construyan los esqueletos
de un edificio con estas características:
Sótanos
(para garajes y trasteros) en construcción tradicional.
Desde
cota cero: una estructura desmontable de acero o madera (se están haciendo
maravillasen Europa, y de un diseño extraordinario). Esa estructura constará de
los tejados, escaleras, ascensores, acometidas de luz, agua, etc. pluviales,
desagües, et. Y unos huecos para que cada vecino coloque su vivienda
prefabricada totalmente acabada, o que la monte in situ con los elementos
prefabricados.
Planta
baja: viviendas para personas mayores, zonas comunes, servicios para comercios
etc. que se consideren necesarios, en función de ubicación de la edificación,
etc. Todo esto con módulos prefabricados.
El
precio del alquiler sería verdaderamente asequible pues el valor del terreno, tal como he indicado antes,
sería baratísimo y solo habría que construir la estructura desmontable puesto
que cada vecino colocaría y pagaría su módulo prefabricado.
La
construcción de una vivienda prefabricada es mucho más barata y rápida que la
convencional, aparte de mejor aislada, etc. y más “sostenible” (ya la he
colocado dos veces).
Cuando
un vecino se cambia de casa, se lleva su módulo a otro sitio o llega a un
acuerdo con el inquilino nuevo y se lo vende, pero esto no tiene casi gastos,
pues le vende el módulo como quien vende una caravana. Es un bien mueble no
inmueble. No hay que pagar ni plusvalías de terreno, ni Transmisiones
Patrimoniales, ni Notario, ni Registro, ni nada de nada, por lo que el vendedor
no obtendría casi ningún beneficio por la venta de su módulo, en todo caso una
pérdida porque los nuevos módulos serían más eficientes y baratos. No
estaríamos creando ninguna burbuja inmobiliaria y nadie tendría beneficios
“llovidos del cielo” simplemente por el paso del tiempo.
Por
otra parte, suponiendo que la zona se desindustrialice, se puede desmontar el
edificio completo (sólo quedaría el sótano, por tanto no queda nada a la vista)
y se vuelve a montar en otro lugar.
Otros
gastos que conlleva la construcción de un edificio es la elaboración de un
proyecto de construcción que debe ser visado por cada CCAA y que, aparte de que
cada una tiene sus normas, encarece en dinero e incrementa el tiempo de espera
para realizar la construcción. Si se preparan 4 o 5 proyectos base, serían los
mismos para toda España y el visado sería único. Eso es ganar tiempo y dinero.
Lo que no se puede hacer es querer incrementar las viviendas en alquiler
siguiendo con los métodos y burocracia existentes hasta ahora. Así se fracasará
siempre.
A
un vehículo se le otorga el permiso de circulación a la salida de fábrica y ya
puede circular por cualquier lugar. Del mismo modo un edificio con unas
características X si el proyecto se aprueba en una CCAA se podría construir en
cualquier otra parte sin tener que presentar el proyecto de nuevo. Eso es
ahorrar dinero y tiempo, ¿o no?.
A
los escépticos, les aconsejo que se metan en Internet y vean qué edificios
desmontables tan extraordinarias se construyen en madera por toda Europa, en
países que no son precisamente chapuceros.
Y
ya, puesto en plan social, este proyecto conllevaría el que en las plantas
bajas viviesen personas mayores en sus propias casas, con lo que estarían en
contacto con las familias que vivan en el edificio y sus hijos.
Por
otra parte, si el Estado alquila a buenos precios esos edificios, bien podría
también exigir a los inquilinos una serie de obligaciones hacia los vecinos de
las plantas bajas, para prestarles ayudas de todo tipo y, en definitiva,
humanizar la vida en esas viviendas.
La mayoría de los ciudadanos vive en
comunidades de vecinos y ni se conocen, ni tienen relación con sus vecinos, y
no digamos si las personas son mayores, por lo que en realidad estás rodeado de
muchas personas, pero al final estás
solo.
Y
como final, ya en plan financiero, el inquilino pagaría el alquiler establecido
y a eso tendría que añadir la financiación del módulo que precisase, lo que
estimo, daría un importe total que permitiría a mucha gente a acceder a una
vivienda de esas características y en tiempo récord.
Todo
este sistema que se propone va en detrimento de los ingresos de los
Ayuntamientos (bajan las licencias de obra, los ingresos por impuestos
municipales, etc.), pero a cambio bajan los valores de los pisos. Los
Ayuntamientos tienen que tener la valentía de incrementar el IBI. Un
Ayuntamiento bien gestionado tiene que cubrir todos los servicios que presta
con los ingresos por IBI, pero como el subir los impuestos es antipopular, se
buscan esos ingresos por otras vías, que
por lo visto son más “populares”, tales como subastar los terrnos para obtener
ingresos adicionales que, a su vez, incrementan el valor de los pisos o de los
alquileres.
Nota:
Este artículo lo redacté en agosto de 2023 y a esa fecha, mirando en Internet,
un fabricante de viviendas prefabricadas ofertaba estos módulos:
Vivienda
30m2 (1 dormitorio, 1 baño, salón – comedor – cocina) : 50.000€
Vivienda
60m2 (2 dormitorios, 1 baño, salón – comedor – cocina): 90.000€
Vivienda
90m2 (3 dormitorios, 2 baños, salón – comedor – cocina) : 170.000€
Financiar
esos importes no creo represente cantidades importantes para que, unidas al
precio del alquiler, se llegue a un importe total asumible para la mayoría de
demandantes de vivienda.
Si
se aplicasen estas propuestas se podrían poner en el mercado cantidad de
viviendas en alquiler a unos precios
ajustados y en un tiempo record con el consiguiente efecto a la baja en los
precios de los alquileres de viviendas tradicionales.
No
sé si servirán para algo estas reflexiones pues aquí no somos proclives a innovaciones,
salvo que vengan de Estados Unidos, y así nos va.