viernes, 14 de agosto de 2009

Millennium y la gestión de empresas

Hace unos tres meses terminé de leer el último tomo de la trilogía Millennium, y entre las andanzas de Lisbeth Salander y de Mikael Blomkvist, encontré el siguiente texto que habla por sí solo y que reproduzco a continuación. (Páginas 395 a 399 de Millennium 3)

“El jefe de asuntos económicos del SMP, Christer Sellberg, parecía más bien sorprendido. Dejó de lado esa hoja con nueve puntos breves que Erika Berger había presentado en la reunión semanal de la comisión presupuestaria.
-Esto es imposible- constató Sellberg .
-¿Por qué?- preguntó Erika.
-La junta no lo aprobará.
-Es posible, pero sé cómo hacer un periódico, y la realidad es que durante los últimos quince años la plantilla del SMP se ha visto reducida en ciento dieciocho personas. Es cierto que la mitad eran grafistas que han sido sustituidos por las nuevas tecnologías, etc. pero durante ese mismo tiempo el número de reporteros despedidos ha sido de cuarenta y ocho. El SMP lleva al menos ocho años sin efectuar una cobertura seria ni de las instituciones ni de las autoridades oficiales. Ahí dependemos totalmente de los freelance (externalización de trabajos a precios baratos).
-La realidad es ésta: o se cierra inmediatamente el SMP o la junta se decanta por una solución ofensiva. Cada vez tenemos menos empleados, y los que quedan se ven obligados a producir cada vez más textos. Los artículos son pésimos, superficiales y sin ninguna credibilidad. Por lo tanto la gente deja de leer el SMP.
-Estás proponiendo que el periódico deje de ser una empresa que obtenga beneficios.
-Oye, Sellberg, durante este año les vas a entregar unos enormes dividendos a los veintitrés accionistas del diario. A eso hay que sumarle unas bonificaciones completamente absurdas que van a recibir nueve personas de la junta directiva y que le costarán al periódico cerca de diez millones de coronas. Te has asignado a ti mismo una bonificación de cuatrocientas mil coronas como premio por haber administrado los recortes el SMP. Las bonificaciones deben entregarse cuando alguien hace algo que fortalezca al SMP. En realidad tus recortes han debilitado al periódico y han incrementado la crisis.
-Eso es muy injusto. La junta ha aprobado cada una de las medidas que he tomado.
-La junta ha aprobado tus medidas porque les garantizas un reparto de dividendos cada año. Eso tiene que acabar. Ahora mismo.
-¿Hablas en serio cuando propones que la junta elimine todos los dividendos y todas las bonificaciones?
-Lo que propongo es que este año se adopte un sistema de cero beneficios. Supondría un ahorro de casi veintiún millones y la posibilidad de reforzar la plantilla y la economía del SMP. También propongo una reducción del salario de los jefes.
-O sea, ¿que quieres bajarte el sueldo? ¿Estás abogando por una especie de comunismo salarial?
-Mi sugerencia es que se reduzcan a la mitad todos los salarios de la dirección.
-Creo que no entiendes que si nuestros accionistas son accionistas, es porque quieren ganar dinero.
-Mi idea no es que pierdan dinero, aunque también podría llegar a esa situación. La propiedad conlleva una responsabilidad. Los propietarios del SMP quieren obtener beneficios, pero son las leyes del mercado las que dictan si habrá beneficios o pérdidas. Con tu razonamiento lo que consigues es que las reglas del capitalismo se apliquen de modo selectivo a los empleados del SMP, pero no a los accionistas ni a ti mismo.”

Cuando estaba reproduciendo este diálogo tenía ganas de poner en negrita todo el texto, pues no tiene desperdicio, ya que reproduce en su totalidad lo que está pasando en estos momentos en las empresas y más que eso, lo que ha pasado en los años anteriores y que ha contribuido a crear la crisis que estamos padeciendo en la actualidad.
Lo normal en las empresas es que ante una recesión como la actual se vaya a la solución fácil que es la de eliminar personal y no a una acción ofensiva – por supuesto infinitamente más difícil- y que es la que propone la Directora del SMP, pero como Erika Berger hay pocas y sin embargo como Christer Sellberg hay demasiados….. y así nos va.

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