sábado, 14 de marzo de 2020

COMO EN CASA EN NINGUNA PARTE


La cuarentena que nos impone la pandemia del coronavirus no es ningún problema. Internet nos ha ido preparando poco a poco para que la aceptemos con la mayor naturalidad.
La compra (supermercados, electrónica, ropa…) ya hace tiempo que se hace por Internet y te la llevan a casa. Infinidad de espectáculos (fútbol y todo tipo de deportes, conciertos de música moderna o clásica, toros ….) celebrados en cualquier lugar del mundo los puedes ver desde tu sofá.
El cine ya ni digamos. Tienes varias plataformas que te brindan películas y series que ni te imaginas. Sólo faltan las palomitas, pero, también por Internet, puedes comprar la máquina salteadora…
Por supuesto tienes la TV de toda la vida donde puedes ver los programas desde tu casa. Los programas que hasta ahora tenían público asistente ya no lo tienen, pero pueden ponerse grabaciones de público anteriores, y como los aplausos están enlatados, ni nos enteraríamos de que el público es virtual. El fútbol a puerta cerrada se podría celebrar desde un campo de césped sin más, pero para que los jugadores estuviesen animados tendrían los gritos de ánimo y aplausos enlatados en proporción 80/20 de ánimos para los de casa o los visitantes, y los que vean los partidos desde la TV oirían esos ánimos y los espectadores estarían grabados de actuaciones anteriores, con lo que el estadio se vería “abarrotao”.  Además los clubs, al menos los grandes, sacan más pasta con las retransmisiones por TV  que con la venta de entradas en taquilla y además los campos de fútbol actuales los podrían recalificar para viviendas etc. y sacarles una pasta gansa.
Si quieres leer un libro te lo descargas en el e-book, si oír un disco lo haces a través de Spotify.
Los pisos que se construyen ahora son una avanzadilla de lo que nos viene. No hay sitio para libros ni discos, ¿para qué si todo está en la nube?. Sólo hay armarios para colgar la ropa y les auguro poco futuro puesto que ya hay webs que te alquilan la ropa por días. Cuando nos despertemos se nos pondrá la tostadora y cafetera en marcha y nos llegará el repartidor con la ropa que nos vamos a poner ese día, por tanto, ¿para qué tener armarios?. Unos calzoncillos, bragas y calcetines caben en cualquier cajón.
Si tienes una necesidad sexual la puedes solucionar de forma manual o digital, hinchando una muñeca con la bomba de la bici que ya no usas pues la has sustituido por una estática o bien o poniendo unas películas “ad hoc”.
Si no quieres cocinar puedes pedir la comida a un restaurante de mayor o menor categoría y al poco la tendrás en casa. Por supuesto que los hijos los tendrás entretenidos viendo dibujos animados o con la play. También podrán seguir los estudios desde casa vía tablet.  Los padres en un porcentaje cada vez mayor podrán trabajar desde casa. Esto que casi era imposible o excepcional hace una semana, en 24h. se ha hecho efectivo gracias al coronavirus. El pan o lo haces en casa con una panificadora o tienes el de molde. La leche es de larga duración y la compras para un montón de días y en cuanto al periódico lo lees en la tablet, por tanto desaparece el mítico poste de las casas americanas en el que te dejaban pan, periódico y leche.
La imposibilidad de viajar la recibiremos como una bendición. Fuera Air BNB, los pisos turísticos y la congestión de bares y locales de hostelería. No habrá limitación de locales de apuestas pues cada uno se jugará la pasta desde su casa, Desaparecerá la polución pues dejarán de emitirse cantidades ingentes de CO2 (ni aviones, coches, trenes, barcos…). Los museos los visitaremos desde casa pudiendo ver los cuadros sin tener que esquivar montones de cabezas y móviles haciendo fotos que tenemos delante nuestra. Los habitantes de Venecia y otras ciudades superturísticas podrán volver a vivir al centro y la gente podrá visitarlas desde sus casas a través de la realidad virtual, que en muchos casos es mejor que la presencia física, siendo las personas mayores las grandes beneficiarias de este nuevo sistema de viajes.
El Congreso y el Senado así como todos los “Congresillos autonómicos” se han cerrado y las sesiones se celebrarán a través de Internet (videoconferencias) con lo que los congresistas sólo tendrán que votar cuando y lo que les digan sus jefes (como sucede en las sesiones presenciales) pero cómodamente desde el sofá y en pijama. Simplemente pulsando el mando a distancia. Sólo aplicando esta medida ¿os imagináis la cantidad de dinero que nos estaríamos ahorrando al evitar viajes, dietas, comidas y demás parafernalia?.
Como puede verse, el avance de Internet hace que nos podamos quedar en casa no cuarenta días sino toda la vida.
No se me olvida hablar de la medicina. Las consultas en casa se están ya desarrollando a través de internet y cada vez irá a más. Sólo habrá que ir presencialmente a un hospital cuando haya de realizarse alguna operación o algo de más importancia y no nos olvidemos que en el futuro nos podrán operar de muchas cosas incluso estando en casa.
Y llegados a este punto en que casi todo lo vamos a poder hacer desde casa, me pregunto ¿qué razón tenemos para vivir amontonados en grandes ciudades que están deshumanizadas y que plantean más inconvenientes que ventajas?. ¿Y si nos trasladamos a esas miles de casas que conforman la España vacía?. Sólo precisaríamos Internet, y lo que es más importante: UN SOFÁ.